domingo, 31 de agosto de 2008

HISTORIA DE UNA HIPOTECA

En marzo de 2005, Juan y María, jóvenes de 30 años, con sueldos estables de 1000 euros netos al mes cada uno de ellos, deciden comprarse un piso en Getafe (Madrid), que les cuesta 180.000 euros. Acuden a su Caja de Ahorros a pedir un préstamo hipotecario y obtienen, en un pis pas, un crédito por 180.000 euros, después de haberles tasado la finca por el mismo importe. El préstamo es a 35 años y al 3,335 % de interés (euribor+1). Un chollo de condiciones. Esto les supone pagar al mes 727 euros, es decir, el 36 % de sus sueldos netos (que recordemos, son 2.000 euros/mes). Como son unos jóvenes un poco prudentes, con los 18.000 euros que tenían ahorrados antes, y con la colaboración de IKEA, amueblan su casa y aun les queda un sobrante.
Juan y María han visto como poco a poco, pero de forma inexorable, las cuotas de amortización de su préstamo han ido subiendo de forma imparable y hoy, el tipo de interés de la hipoteca está al 6,022 %, y eso, porque han conseguido previamente una rebaja en el diferencial del 0,3. Es decir ahora su préstamo está al euribor + 0,7. Pues bien, hoy deben de pagar al mes 1.018 euros. Si tenemos en cuenta que hoy ganan un poco más, 2.200 euros al mes, ahora deben destinar a pagar su hipoteca el 46 % de su sueldo neto. A todo esto, llevan amortizado de capital una mínima parte, por lo que la deuda actual es equivalente al 98 % del préstamo (más o menos). Ante esta situación deciden vender el piso e irse a vivir de alquiler. Ya han visto un piso en el mismo Getafe, de las mismas dimensiones que el suyo, y hasta con aire acondicionado, por 900 euros al mes. Se ahorran 50 euros de gastos de Comunidad y pagan 118 euros menos que la hipoteca; total, 168 euros.
Pero la cosa no es tan fácil. No hay manera de vender el piso. Y menos por 180.000 euros. Ya han rebajado hasta 150.000 euros y ni por esas.
Entonces se han liado la manta a la cabeza y han decidido no pagar la hipoteca y que se quede la Caja de Ahorros con su piso. Han ido a la Sucursal y le han dado las llaves de su casa al Director. “Se meta Vd. la hipoteca por donde le quepa; no pagamos mas”, le han dicho.
Parece una historia ficticia, pero es tan real como la vida misma.
Me comenta un responsable del Área de Recuperación de Morosos, de una de las cinco primeras entidades de crédito del país, que cada vez se dan más casos como el de Juan y María.

sábado, 23 de agosto de 2008

¡Ni un político a mi lado!

Esta noche, viendo en televisión un informativo en no recuerdo qué cadena, he oído decir al consejero de la presidencia de la Comunidad de Madrid, Sr. Granados, mas o menos lo siguiente: “Un ciudadano avisó al 112, teléfono de emergencias de esta Comunidad, del accidente aéreo (el de Barajas), e inmediatamente, antes de que AENA diese aviso a esta Comunidad, se puso en marcha el protocolo de emergencias a su máximo nivel”.
¿A quién coño le importa quien llamó primero o quién llegó primero en auxilio de las víctimas de este triste accidente?. ¿La atención fue rápida y eficaz, en la medida de lo posible?. ¿O hubo negligencia en la prestación de auxilios?. ¿Qué quiere Vd. decirnos?
A mi me parece que lo que quiere trasladar a la opinión pública, es lo buenos y diligentes que son en la Comunidad de Madrid. Mejores que los de AENA, que tenían el accidente en uno de sus aeropuertos y les llamaron mas tarde.
Es decir, quiere sacar rédito político de una tragedia, de un lamentable y sangriento accidente. Es decir, quiere decirnos a todos lo miserable que es, y cómo un político “de raza” debe manejar una situación como esta, para arrimar el ascua a su sardina y sacar el máximo rendimiento político.
En la misma información, un familiar de una de las víctimas, gritaba furioso ante las cámaras: “No quiero políticos a mi lado. Quiero soluciones”
Lamentablemente no es la primera vez, ni será la última, que el político de turno, juegue con las víctimas, sean de un atentado o de un accidente, para rentabilizar el hecho en su propio beneficio, o en el de su partido. Me da lo mismo.
Este tipo de comportamientos no puedo soportarlos. Me merecen el máximo desprecio.
Mis condolencias y apoyo moral a las familias de las víctimas.