sábado, 20 de junio de 2015

MEDIOCRES, LAMECULOS, INCOMPETENTES

Define la Real Academia de la Lengua el adjetivo mediocre, como: “De calidad media” o “De poco mérito, tirando a malo”. Y lameculos, como “Persona aduladora y servil.” El muy famoso Principio de Incompetencia de Peter, dice: “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. La nata sube hasta cortarse.”

            De vez en cuando, me paro a pensar sobre estos términos y sobre este Principio. Y cada vez estoy más convencido de que son complementarios. Este convencimiento me llega de la mera observación de mi entorno social. He conocido de primera mano, demasiados casos de incompetentes, mediocres y lameculos. Si añadimos a estas “cualidades” la circunstancia económica que suele rodear a estos especímenes, la explicación del fenómeno es sencilla.

            En demasiadas ocasiones he comprobado como una organización está dirigida (es un decir) por un mediocre que ha conseguido llegar al primer nivel de incompetencia. Este incompetente de primer nivel, promociona  a un lameculos de nivel inferior y éste pasa a formar parte del rebaño de mediocres y lameculos que inevitablemente necesita ese incompetente mayor. Para mantener la necesaria unión del rebaño, es preciso un fuerte estímulo económico, que suministre a los borregos el pienso necesario para conseguir esa docilidad. Y las formas de ese estímulo económico son muy diversas. Desde suculentos salarios, hasta pagos en dinero negro (sea con tarjetas black o con algo parecido). No hay ningún problema en que los borregos asimilen estos lazos de unión. De hecho, pasan a ser incompetentes de segundo nivel y buscan inmediatamente otro rebaño que pastorear replicando el mismo modelo que les ha promocionado a ellos. De esta forma, el modelo diseñado por el incompetente mayor se extiende por todos los escalones de esa organización y todos son felices.

            A veces, surgen en esas organizaciones, tipos a los que les da por pensar e incluso tienen ideas brillantes sobre cómo conseguir objetivos sociales mucho mejores que los individuales del gran incompetente. Esos tipos son un estorbo para la consecución de los objetivos personales del incompetente mayor. Son una grave amenaza para él.

Esos innecesarios pensadores son los que lastran el resultado a corto plazo de la organización, que es el único que importa. Introducen en el entramado social un peligroso hábito: el de pensar. Cuestionan objetivos, políticas comerciales, estilos de dirección … … . Suelen decir que es más importante el objetivo duradero que el inmediato. Aseguran que todos los individuos de la organización, estén en el nivel que estén, son personas inteligentes y capaces de pensar; y que pueden desarrollar ideas para mejorar los resultados de la organización. Algunos incluso suelen tener peligrosas capacidades directivas, e incluso capacidad de liderazgo; y organizan, en vez de rebaños, verdaderos equipos de trabajo. En estos equipos surgen nuevas ideas, producto de las aportaciones inteligentes de sus componentes. Aunque esas nuevas ideas difícilmente serán desarrolladas; deberán estar previamente aprobadas por el incompetente de turno. También es frecuente la apropiación de esas brillantes ideas, por el mediocre/lameculos de turno. Pero también es habitual, que al ser ideas que sobrepasan la capacidad profesional de los que las han robado, se suelen paralizar en el complicado camino hacia arriba.

Cuando el gran incompetente y su camarilla de mediocres y lameculos constatan que esos grupos de pensadores les pueden mover los sillones, comienzan a desarrollar una estrategia de eliminación  de esos peligrosos pensadores. Y lamentablemente, suelen conseguir ese objetivo de forma muy rápida. No reparan en medios económicos y legales para desalojar de la organización inmediatamente a esa gente.


Este proceso se repite una y otra vez en la sociedad en la que vivimos. Este reinado de la incompetencia y la mediocridad, está ocasionando, en mi opinión, un tremendo deterioro social y humano. ¿Acabará algún día?.