sábado, 19 de noviembre de 2016

PATRIA

         Acabo de leer el libro “PATRIA”, escrito por Fernando Aramburu. He leído sus 648 páginas en menos de una semana. Me atrapó desde el primer momento. Está escrito de tal manera, que refleja con una fidelidad impresionante, la realidad que se vivió en el País Vasco en los años más duros de ETA.
            Aunque yo soy vasco, nací en Hernani hace ya 72 años, he vivido la mayoría de ellos en Madrid. Pero no he dejado de ir a mi lugar de origen prácticamente todos los años desde hace cuarenta. Además de ver, en esas breves visitas de una semana, el ambiente enrarecido provocado por los continuos atentados, también comprobé que la gente cada vez estaba más en contra de las actuaciones de ETA. Lo cual no quita para que ETA continuara en su pretendida “lucha de liberación”, que en mi opinión no hacía más que fomentar el odio entre los vascos. Esto es lo que Fernando Aramburu describe maravillosamente en su libro.
            Hace unos quince años, una vez prejubilado y con tiempo disponible para mis aficiones, pude desarrollar la de escribir. En esos primeros momentos de prejubilación, vinieron a mi mente situaciones que me impactaron en mi vida profesional y escribí sobre ellas. Mientras leía “Patria” recordé uno de esos escritos que hice entonces y que titulé “Una Carta de ETA”. Hoy me parece oportuno publicarlo; decía así:

            “Aquella mañana de mayo de 1.975 la jornada transcurría en la Sucursal de Caja Madrid, de la que era director, como de ordinario; nada especial. El hecho diferencial iba a llegar a eso de las 12,30 cuando me indica mi compañero Tomás que quieren verme “esos clientes vascos”.
Los vascos eran Joxe y Antxon, socios de una pequeña promotora inmobiliaria que desarrollaba su actividad en el País Vasco (muy cerca de Hernani) y que decidió  diversificar su negocio construyendo una promoción de apartamentos en la Sierra madrileña. Eran gente con ideas empresariales muy claras y con solvencia suficiente para acometer las promociones que finalmente realizaron. Como es usual en estos casos, solicitaron préstamos hipotecarios para acometer la construcción de las viviendas. Ambas partes entendimos muy claramente nuestro negocio, lo cual ocasionaba frecuentes discusiones por un octavo de punto o un 0,10 % de comisiones. Quizás por ese entendimiento, la facilidad de diálogo y la dificultad de la distancia (ellos residían en el País Vasco), decidieron  convertirme en su confesor de Madrid.
Solían venir a Madrid dos o tres veces al año, para seguir in situ sus promociones de la Sierra. Todavía recuerdo una vez que, después de comer con ellos   en un conocido restaurante de Fuencarral, me llevaron a El Pardo para pasar frente al palacio en el que vivía Franco; única y exclusivamente para que Antxon (nacionalista convencido) lanzase algún “piropo” al dictador. Se entiende que con las ventanillas subidas y bajo la atenta vigilancia de la “guardia mora”.
Pero aquella visita de mayo de 1.975 era muy especial. La “confesión” de aquel día tenía un carácter muy grave. Habían recibido una carta amenaza de ETA y venían  a mostrármela y ver la manera de resolver la previsible situación anómala en la que iban incurrir en sus obligaciones crediticias con nosotros.
Recuerdo muy bien el contenido de aquella carta. ETA les comunicaba que la bomba que había destrozado una parte importante de una promoción de viviendas que   estaban realizando en el País Vasco era obra suya. Y que el motivo de la bomba era el caso omiso hecho a otra carta anterior, en la que les requería la paralización de aquella obra, por “ir en contra de los intereses del pueblo vasco”. Y por si quedaba alguna duda, les decía claramente que, de no hacer caso de estas “advertencias”, las próximas “acciones” serían contra las personas. Más claro, agua. Todo ello escrito en un perfecto castellano, a excepción de los gritos finales de gora ETA … … y las consabidas consignas panfletarias.
Una cosa es oír que ETA le ha enviado a alguien una carta-amenaza y otra  muy diferente es verla y tenerla en tus manos, estando frente a tí  los destinatarios. A  mí se me caían los palos del sombrajo."

Me ha parecido oportuno contar en estos momentos esta jodida experiencia personal, en la que mi papel fue el de un mero espectador, aunque cercano, de la extorsión y amenazas que estaban sufriendo los que, además de clientes, eran ya mis amigos.       

domingo, 6 de noviembre de 2016

LA AVENTURA MOVISTAR FUSION 2

      El pasado 27 de octubre, jueves, comenzó la aventura de la instalación de fibra óptica en mi domicilio. La cita para comenzar la instalación era “a partir de las 9 de la mañana”; los técnicos se presentan en casa a las 10,15 h. (evidentemente “a partir de las 9 de la mañana). Había comentado a la persona que nos dio la cita que estaría en  casa hasta las 11,45 h; a esa hora tenía que irme. Me informó que daba tiempo suficiente para la instalación. Lo cierto es que cuando me fui de casa, los técnicos habían hecho la instalación solamente hasta la puerta de la vivienda. Quedamos en continuar la instalación al día siguiente, a partir de las 9 de la mañana.
            Al día siguiente, los técnicos fueron bastante puntuales; llegaron a las 9,15 h y comenzaron el cableado de la vivienda y la instalación del Equipo de Fibra Óptica, un Decodificador para la TV. y un Adaptador Wifi+Dual. Tuvieron un pequeño problema, ya que por un error dejaron a mi vecino sin TV, sin Internet y sin Teléfono y, lógicamente, debieron reparar la avería. Entre pitos y flautas, se fueron de mi casa a las 15,30 h; Todo parecía funcionar bien. 
            Todo mi gozo en un pozo. A partir del miércoles 2 de noviembre en el televisor no se ve bien la imagen: se detiene y se pixela de forma aleatoria; no se puede ver la televisión correctamente. Damos aviso a Movistar y el jueves 3 vuelven los técnicos a  casa. Hacen las comprobaciones que consideran oportunas y concluyen en que es necesario cambiar el Decodificador de TV, cosa que hacen inmediatamente.
La alegría solo me duró un día. El viernes 4 vuelvo a llamar al servicio técnico, para que vengan a casa el sábado a reparar lo que haga falta. El sábado me cambian el Adaptador Wi-fi+Dual y aparentemente todo funciona bien. Pues no. Hoy domingo 6 vuelvo a llamar al servicio técnico porque la televisión se sigue viendo mal. Me indican que están haciendo no sé qué comprobaciones de mi línea, que encienda y apague los aparatos que me indican y que probablemente mañana vuelvan a casa los técnicos. ¡¡¡Estoy hasta las narices de Movistar, su fibra óptica y su Fusión 2!!! . 
Hace diez días publiqué en este Blog un post http://bit.ly/2ferNtz sobre la “Atención Telefónica” de Movistar. Hoy me encuentro en la necesidad de relatar esta pesada aventura de la instalación de un servicio por parte de la misma compañía. “La compañía de telecomunicaciones más importante de Europa y la quinta del mundo”. Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Telef%C3%B3nica 
Como el lector podrá comprobar en el enlace que le propongo, Telefónica ha tenido alguna que otra “reprimenda” por parte de las autoridades nacionales y europeas. “Telefónica ha sido amonestada por algunos órganos de vigilancia de la competencia, tanto en España, como en la Unión Europea. Las propuestas de sanción oscilan entre los 900 000 euros de tribunales españoles, los 18 millones de euros de la multa de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, los 57 millones de euros de multa en 2004 también por atentar contra la libre competencia, y los 151,9 millones de euros de la Comisión Europea.” 
¡Y yo, pobre de mí, me estoy quejando por una minucia de una instalación defectuosa, que no le va a producir ningún daño en su Cuenta de Resultados! ¡Tan solo se trata de un Cliente quisquilloso que no pone más que pegas! Eso sí, a la hora de pasar los correspondientes recibos, ¡que no se le ocurra al Cliente demorarse en el pago ni un día!. Inmediatamente se queda sin servicio. 

Resumiendo. Una vez más, y me duele mucho decirlo, las grandes organizaciones empresariales consideran a sus Clientes como los tontos útiles que les engordan su Cuenta de Resultados. Y nuestros representantes políticos tan panchos. Es más, deseando que se les abra alguna “puerta giratoria” en ésta u otra gran compañía, donde descansar después del ajetreo que provoca la actividad política.