sábado, 28 de diciembre de 2013

LOS SANTOS INOCENTES


             La tradición cristiana celebra hoy la fiesta de los Santos Inocentes. Cuando yo era joven, es decir hace muchos años, era típico que en este día se gastaran todo tipo de bromas; la mayoría de ellas ingeniosas y alguna que otra pesada. Esta costumbre se ha ido perdiendo con el transcurso del tiempo. Ya no es habitual ver cómo los comerciantes de los mercados de abastos, que eran los principales animadores de esta jornada divertida, llamarle al que había sufrido una “inocentada”: ¡inocente, inocente ...!. Ya no vemos por las calles a gente con monigotes colgados en la espalda, ni cosas por el estilo. Hoy los tiempos han cambiado y mucho. Esa tradición ya ha pasado. O mejor dicho, se ha extendido en el tiempo. Quiero decir que la “fiesta de los Santos Inocentes” se celebra todos los días del año.

            De entrada, ya no nos encontramos con una tradición. Estamos metidos (y de lleno) en una situación permanente de engaño, no de broma, que nos convierte no en inocentes, sino en ciudadanos engañados. Cada día nos encontramos con una nueva “inocentada” más cruel que la de ayer. Que si la luz va a subir un 11% y luego no es así, solo un 2,3%, pero que subirá. Que si las pensiones subirán un 0,25 %, eso sí, sin aplicar aún el nuevo índice ISC (el índice que nos sale de los cojones). Que si en este año que acaba, casi 300.000 personas habrán perdido su empleo, a pesar de lo cual se dice que “estamos mejor”… … . Y así seguiríamos hasta cansarnos.

            Por no hablar de las inocentadas de Bárcenas, Blesa, y todo ese ejército de “inocentes criaturas”, a los que imagino celebrando su fiesta, contando las ingentes cantidades de dinero defraudadas a los ciudadanos: a esos tontos útiles a los que seguirán engañando una y otra vez. 

Podríamos recordar también las inocentadas de Dª Ana Botella (que elija el lector la que más le guste), del Sr. Gallardón y su Ley del Aborto (¿o del aborto de ley?), del Sr. Fernandez Díaz y su Ley de “in Seguridad”  Ciudadana. Y de tantos y tantos inocentes políticos que dicen gobernarnos, siguiendo fielmente las instrucciones que reciben permanentemente de los verdaderos dueños de este cortijo, antes llamado país.  

            Quisiera recuperar la tradición de la “inocentada de barrio”, volver a ser inocente solo por un día y compartir esas bromas con mis convecinos. También quisiera, que esos inocentes a los que acabo de referirme se fueran a hacer puñetas (por decirlo finamente) y dejaran en paz a la ciudadanía. Me encantaría que los Reyes Magos nos trajeran una clase política honrada, capaz de resolver los problemas de quienes les han elegido y de generar una convivencia normal entre todos nosotros. Hago estas peticiones a los Reyes Magos, porque a los otros no les veo por la labor.

En fin, como puede apreciarse claramente, yo sí que soy un inocente de los de tomo y lomo. Voy a ver si me quito el monigote que se me ha colgado a la espalda él solito.

jueves, 14 de noviembre de 2013

DEMOCRACIA ¿DONDE ESTÁS?





       Ana Botella dice, después de una semana, que da un ultimátum de 48 horas a las empresas concesionarias de limpieza de Madrid para resolver el conflicto de las basuras. La Audiencia de La Coruña  dictamina que la catástrofe del “Prestige” fue un accidente imprevisible y que nadie tiene culpa de nada. Los políticos y los jueces se lavan las manos (creo que con Fairy) y aquí no ha pasado nada. Y todo sigue igual. Y a los ciudadanos, que mantenemos a políticos y jueces en sus poltronas, que nos den, por decirlo finamente. Sí, sé lo que digo. Y me responsabilizo de lo que digo. Nos quieren hacer creer que vivimos en una democracia que es la leche. El diccionario de la RAE, dice que democracia “es la doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno” y también que es “el predominio del pueblo en el gobierno político de un estado”. ¡Qué bonitas quedan estas definiciones!. Pero ¿cuál es en la práctica la democracia que tenemos?. Yo lo veo de la siguiente manera:

·         La Constitución Española nos permite votar a partir de tener 18 años. Votamos en las elecciones municipales, autonómicas, generales, europeas, y en cualquier otra elección que se saquen de la manga los grupos de presión interesados.

·         Y ¿qué votamos?. No lo sabemos. ¿A quién votamos?. Tampoco lo sabemos. Solo conocemos las siglas del partido A, B, C o Z y el nombre de tres o cuatro capitostes de esos partidos. Pero también votamos a una legión de desconocidos que luego se colocarán en los diferentes estadios de poder, desde el menor al mayor, para vivir a costa nuestra.

·         Y después qué. El pueblo, los ciudadanos de los que habla la definición de la RAE, se quedan tranquilitos en sus casas, disfrutando de que han ejercido un derecho de voto. Y nuestros elegidos comienzan a darse codazos unos a otros para ver en qué pueden situarse para asegurarse el sustento actual y futuro. También se ocuparán de poner verde al contrario (ellos dicen adversario que queda muy bonito) para ver la manera de desbancarle en la próxima elección

·         Entretanto, la crisis será motivada por la incompetencia de los dirigentes anteriores, si éstos fueran de otro partido, o por la manía que nos tienen en Europa o por cualquier otra circunstancia “de peso”. Los ganadores nos van a salvar de todo y lo van a hacer  con la ayuda del “pueblo español”. Y esta última frase es la única verdad que dice un  político. Ahí están nuestros impuestos , los del “pueblo español”, los del pueblo español de a pie (no los de los defraudadores que no los pagan) para arreglar el desaguisado que haga falta.

Vuelvo al principio de estas reflexiones. Ni los políticos, en este caso Ana Botella, ni los jueces, son capaces de resolver los problemas de los ciudadanos. No sé si no serán capaces, no sabrán, o simplemente no les interesa resolverlos. Sin ser político, ni juez, cualquier ciudadano medio habría sido capaz de resolver estos dos problemas sin tanta demora. Pongamos dos ejemplos domésticos para entendernos.
A mi vecino del piso superior, se le ha roto una cañería de agua. En mi casa el agua cae a cántaros. Me ha estropeado una buena parte del mobiliario, de la pintura y de mi ajuar doméstico. Hasta me ha mojado una TV. nueva último modelo y un PC. recién comprado. Sobrepasado el cabreo inicial, voy a verle y a pedirle que me repare los daños ocasionados lo antes posible. Él, que tiene un seguro Multirriesgo Hogar, se pone al habla con su compañía de seguros, acuden a mi casa, valoran los daños y quedan conmigo que van a comenzar las reparaciones de forma inmediata, para dejar mi casa como antes del incidente. Este proceso tiene un tiempo de realización de más o menos un mes.

Hace cinco meses he prescindido de los servicios de una empleada de hogar que trabajaba en mi casa, y que me mantenía la casa muy limpia y presentable. Una compañía de servicios me hizo una oferta tentadora:  por un 20 % menos de lo que yo pagaba a mi empleada, se comprometía a dejarme la casa como los chorros del oro. Sin pensarlo dos veces contraté a esta empresa. Resulta que desde hace 2 días, la empleada de la nueva empresa que viene a limpiar a casa, tiene problemas laborales con sus patronos. Por esta circunstancia, viene a mi casa pero no limpia; además, me la ensucia: tira el cubo de la basura en la cocina, tira los restos de los cigarros al suelo del salón, etc.. Vamos, que me tiene la casa hecha una mierda. Le llamo la atención y le digo que limpie como corresponde y me contesta que está en huelga. Me pongo en contacto con la empresa de limpiezas y me dicen que es que están negociando un ERE con sus empleados y que ellos no pueden hacer nada. Harto de tanta milonga y de ver mi casa totalmente sucia, doy orden a mi banco de no pagar a la empresa de limpiezas, mando a la calle a la empleada y contrato inmediatamente a otra persona para que mi casa vuelva a ser habitable. ¡Pues no es tan difícil!.

¿Será que la Sra. Botella no tiene ni pajolera idea de cómo llevar su casa?. Si es así, ¿cómo va a llevar la casa, el Ayuntamiento, de los ciudadanos de Madrid?. ¿El juez que sufre una inundación en su casa por parte del vecino de arriba, se va a quedar analizando la letra pequeña y el recurso baladí del fontanero durante once años mientras su casa se hunde?. Pues parece que sí, que las cosas en la política y en los tribunales de justicia son de esta manera.

Nosotros, ciudadanos de a pie, los del Partido CC (Ciudadanos y Contribuyentes), seguiremos cumpliendo fielmente nuestros Estatutos y nuestros compromisos (pagar, pagar y pagar). Entretanto esos otros ciudadanos que dicen defender nuestros intereses (y sobre todo los de ellos) seguirán engañándonos con su palabrería y prometiéndonos con sus falacias un mundo mejor, unos brotes verdes, un crecimiento del PIB, un final de la crisis, y un no sé qué más. Mientras, el 50 % de nuestros jóvenes estarán en paro. Otro porcentaje que nadie determina, estará trabajando con sueldos de vergüenza y con contratos indefinidos, es decir, sin definir cuándo les van a echar. Los terroristas financieros seguirán incrementando sus beneficios en porcentajes alarmantes (alarmantes para nosotros, no para ellos). Y todo este panorama dentro del marco de esa democracia que “es la doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno” o “el predominio del pueblo en el gobierno político de un estado”.

Señores académicos de la RAE, por favor, revisen esas definiciones de acuerdo con la realidad democrática española.

lunes, 23 de septiembre de 2013

“De la farsa a la estafa”


Cada vez que viajo, me gusta leer la prensa local del sitio en el que estoy. Acabo de regresar de Galicia y durante mi estancia de una semana he podido leer “La Voz de Galicia”, “El Progreso de Lugo” y “La Región de Orense”. Es un tipo de prensa diferente de los grandes periódicos nacionales. Me encanta leer las noticias locales, enterarme de las inquietudes de los ciudadanos de cada región. Las esquelas mortuorias me parecen un documento peculiar y significativo de las costumbres de cada lugar. En fin, me gusta leer la prensa local de los sitios que visito.
 
El pasado 19 de septiembre y en la edición impresa de “La Voz de Galicia”, tuve la suerte de leer un artículo que a mí me pareció muy gráfico y sencillo de comprender, aunque el tema de fondo era la “reestructuración del sistema financiero español”. El autor es Manuel Lago y el artículo se titula “De la farsa a la estafa”. He sido incapaz de encontrarlo en ninguna edición digital para poder facilitar el enlace, porque merece la pena leerse. Aunque peque de ser un poco pesado, tengo la intención de reproducir literalmente algunos párrafos.

El autor parte de la premisa, totalmente cierta desde mi punto de vista, de que la reestructuración financiera “Empezó como una farsa porque la crisis generada en un mercado financiero hipertrofiado y desregulado, especulativo y con prácticas irregulares, fue utilizado aquí para liquidar el modelo de las Cajas de Ahorros. La gran banca consiguió un objetivo por el que llevaba luchando décadas: acabar con unas entidades que a medio camino entre lo público y lo privado suponían el 50 % del negocio financiero español. Para alcanzar su objetivo contaron con la complicidad del Banco de España, que más que compartir dirigió las operaciones de desmantelamiento de las Cajas, poniéndose al servicio del oligopolio español. Pero, sobre todo, fueron colaboradores necesarios en la destrucción de las entidades sus propios gestores, que, rompiendo la vinculación con el territorio y con la sociedad de las Cajas, queriendo hacerlas bancos olvidándose de su objeto social, las colocaron en situación de inviabilidad”.

 Comenta a continuación, que en el caso de NCG (Nova Caixa Galicia) el agujero que la desastrosa gestión de sus gestores “fue de 9.000 millones de euros, una factura enorme que hemos tenido que pagar entre todos vía impuestos, además del coste que han soportado los estafados por las preferentes y las subordinadas”. Sigue el articulista comentando que “Ahora se abre una subasta que puede convertir esta farsa en una estafa. Porque si el FROB adjudica NCG a uno de los tres oligarcas financieros de España todo ese esfuerzo no habrá servido para nada. Se reforzaría el oligopolio y entre las tres entidades dominarían el 80 % del negocio bancario, lo que limitaría la competencia haciendo más caro y más difícil el acceso a la financiación”.

El articulista califica este proceso de estafa, y lo cifra en 13.500 millones de euros “los 9.000 del rescate inicial más otros 4.500 de bases imponibles negativas, que saldrán de nuestros agujereados bolsillos para llenar los bolsones del capital financiero”, toda vez que la subasta se adjudicaría a cualquiera de los candidatos a coste 0 €. Todavía no está realizada ni adjudicada la subasta, pero tengo la completa seguridad de que los temores del articulista vayan a cumplirse.

Este relato es tan solo una pequeña muestra del coste que nos va a suponer a todos los contribuyentes (perdón, solo a los contribuyentes de “a pié”), el asesinato de las Cajas de Ahorros. En este momento, ni me atrevo ni me apetece adelantar una cifra total del coste de estos funerales. Lo que sí conozco, muy de primera mano, es que ninguno de los asesinos de estas Cajas de Ahorros, ni los oficiantes necesarios de los posteriores funerales, han pagado ni un solo euro por su nefasta y dolosa gestión; y no parece que la justicia les vaya a exigir  pago alguno por el desastre originado. Veremos como gente tan inútil como Miguel Blesa y su equipo de “colaboradores” se irán de rositas sin pagar por el asesinato de Caja de Madrid. Esta situación va a repetirse, por desgracia, en otros tantos asesinatos producidos en las cajas de ahorros españolas.

Por su parte, los oligarcas financieros, beneficiarios directos de estos desastres, ya han comenzado a pagar a colaboradores tan eficientes como el inútil de Rato. El todopoderoso Botín le ha contratado por 200.000 € al año (http://bit.ly/1gPX0vH). Y esto solo es el principio.

En fin, estoy totalmente de acuerdo con el articulista Manuel Lago. Esta reestructuración del sector financiero español, va a ser la gran estafa que vamos a pagar los contribuyentes españoles. Vuelvo a insistir los contribuyentes “de siempre”, los paganos tradicionales. Los otros, los terroristas financieros, seguirán con sus paraísos fiscales y volverán a engañar a los honrados ciudadanos con las guarrerías financieras que se les ocurran en cada momento. Pero también tengo la remota esperanza de que, como dice el viejo refrán, “a cada cerdo le llega su San Martín”. Y este castillo de naipes, este casino en que se ha convertido el mundo financiero, acabará cayendo y arrastrando en su caída a estos terroristas. Pero para ello, es necesario que todos y cada uno de nosotros colaboremos directamente.

domingo, 12 de mayo de 2013

EL APRENDIZ DE BRUJO




          Mi afición por la música, me lleva a considerar a “Fantasía” (Walt Disney 1940), como una de las mejores películas que recuerdo haber visto; de hecho la he vuelto a ver varias veces y no me cansa; cada vez me gusta más.

            Hoy he estado trasteando por Internet y, no recuerdo cómo, he encontrado en una búsqueda a través de Google, un enlace que contenía una secuencia de esta película. Se trata de “El Aprendiz de Brujo” (Paul Dukas 1865-1935). Lo he reproducido y me he vuelto a deleitar, tanto con la música como con la historia concebida por Disney para recrear esta magistral partitura. Y es la historia del aprendiz Mickey la que me sugerido estas líneas que ahora escribo.

No sé por qué, esta secuencia la he relacionado con hechos de nuestra vida real. Y además de candente actualidad. Mickey me ha recordado a muchos políticos, aprendices de brujo, que manipulando la sociedad que les toca dirigir, la explotan en beneficio propio. Todo ello sin saber y creyéndose que son el no va más. Sin consultar tan siquiera el “libro mágico”. Además, recreándose en la efectividad de sus decisiones y soñando con un aumento incontenible de sus poderes mágicos.

Pero como en todos los sueños, hasta en el de los políticos, cuando uno despierta se encuentra con la dura realidad. Y esta realidad es la que a Mickey le arrastra y le pone en su sitio. La gran diferencia que veo con la realidad que nos toca vivir, es que no encuentro a mi alrededor un mago, ni siquiera un aprendiz, capaz de evitarnos el desbordamiento de problemas que nos acechan actualmente.

Disfrutad con esta música y esta secuencia, a mi juicio magnífica.   http://www.youtube.com/watch?v=9Nb-0nvA16M.    

domingo, 7 de abril de 2013

REVOLVIENDO ARCHIVOS



              De vez en cuando hago una “limpieza de archivos” en mi ordenador. Es increíble la cantidad de cosas inútiles que suelo guardar. Es la misma historia que la del cuarto trastero. Cuanto más sitio tienes para guardar trastos, más trastos inútiles acumulas y es preciso tirar aquellas cosas que se guardaron “por si acaso” y no ha habido lugar a su utilización.

            Hoy tocaba limpieza de archivos y he estado examinando los que no recordaba. Pues bien, he encontrado un artículo que data de junio de 2.006, cuyo autor no sé quién es, ni tampoco tengo la referencia de dónde se publicó. Me ha parecido muy bueno y me voy a permitir, sin el permiso de su autor, transcribirlo y publicarlo en este  blog. Es probable que alguien que lo lea lo conozca y me pueda informar de su autor.

            Este es el texto que tenía guardado y que no voy a tirar. 

“LA BURBUJA INMOBILIARIA

Junio de 2006

               Os saludo: vengo 328 años del futuro. Me he decidido a  coger mi máquina del tiempo para contaros como van las cosas. Afortunadamente no se han cumplido las previsiones de tantos agoreros “burbujistas”, y la vivienda en España ha seguido subiendo un 17% anual durante los últimos 50 años. De este modo nos hemos convertido en el país más rico del mundo; porque, por ejemplo, un ático en la Castellana cuesta más que el estado de California y el palacio imperial de Tokio juntos. Claro, que ya nadie vive en la Castellana ni en ningún otro sitio de Madrid, porque esas casas son para invertir y no para vivir.

               Yo por ejemplo, aunque trabajo en Madrid, me he comprado un piso de 40 metros, la mar de mono, en un pueblo del Norte de Burgos, que con la autovía  queda a un paso. Para pagar la hipoteca nos hemos juntado con otras tres familias: un notario casado con una catedrática de universidad, un subinspector de hacienda casado con una abogada del estado y un magistrado del supremo (subcontratado a través de una ett), casado con una arquitecta. De este modo destinamos cinco sueldos a la hipoteca y uno para vivir. Estamos contentísimos con la compra porque, aunque al principio nos está costando un poco, luego seguro que ni se nota. Además nos hace mucha ilusión, porque desde que lo compramos, hace un año, ya ha subido un 17% y por si fuera poco la mujer del notario está de buena que lo flipas.

               Aunque profesionalmente no me va mal (soy director general adjunto de una multinacional, aunque también subcontratado a través de una ett), la verdad es que la inflación que sufrimos al ser el país mas rico del mundo, hace que nos tengamos que apretar un poco el cinturón. De todos modos es cuestión de acostumbrarse.

               Cuando tuvimos que empezar a comer chopped de lagartijas, todos nos quejamos. Y ahora se le da vuelta y vuelta en la plancha y tan rico que queda. De cualquier forma, aprovechando que han bajado la edad laboral a los 14 años, a ver si saco al churumbel del colegio y lo meto en la ett, que un sueldo más, seguro que nos ayuda para la hipoteca.

               Mi sueldo es de 2.000 tochos netos. El tocho es la moneda que sustituyó al euro cuando nos echaron de la UE a patadas por impresentables. El tocho se cotiza a un céntimo de euro. En la caja fuerte del Banco de España ya no se guardan lingotes sino ladrillos, que en este país han demostrado ser un valor mucho más seguro y rentable que el oro.

               Tras la crisis de la natalidad española la población ha quedado reducida a 5 millones de españoles y 50 millones de ecuatorianos, que trabajan de paletas. Se han seguido construyendo 800.000 viviendas anuales (la construcción supone ya el 94% del PIB) y ahora tocamos a unas 20 viviendas por habitante (casi todas vacías porque como dije son viviendas para invertir, no para vivir).

               El 90% del suelo está ya urbanizado y se plantea empezar a construir ciudades en el fondo del mar (no se puede vivir debajo del agua, así es que serían ciudades nada más que para invertir). Esto es lo que en el mundo se conoce y admira como “el milagro español” y es objeto de numerosos estudios y tesis doctorales en el campo de la psiquiatría. Cada año nos visitan miles de estudiosos de la mente humana de todo el mundo. No me extrañaría que muchos de esos científicos se quedasen, porque la verdad es que como en España no se vive en ningún sitio.

               Y eso es todo lo que os puedo contar de lo que os espera. Voy a ver si cazo unas lagartijas para cenar.”

martes, 2 de abril de 2013

EN LA HIGUERA. (5/5)




Dos casas más abajo de donde estaba la Oficina, vivía “el Chato”. Pasaba buenos ratos en la Sucursal, mientras yo trataba de convencerle que abriera una cuenta. Me había dicho que tenía el dinero en casa y que lo estaba pensando. Un día, a eso de las dos de la tarde, cuando iba a cerrar la Sucursal, aparece el buen señor y me dice que si puedo ir a su casa para abrirle la cuenta e ingresar el dinero que tenía. Tomo la documentación y me voy con él. Hacemos los trámites de apertura de cuenta y cuando llega la hora de traer el dinero, aparece con una olla de barro antigua, llena de billetes de todas las denominaciones. Había billetes que yo no había visto nunca. Gracias a que un  antiguo cajero de la Oficina Central me había prevenido de este supuesto, pude saber que solo valían los billetes emitidos después de finalizar la guerra civil. Curiosamente no había ninguno anterior. Esto se llama cultura popular práctica.

Al día siguiente, acude a la Sucursal para decirme que si podemos ir en mi coche a una de sus huertas a coger unos tomates que me quiere obsequiar. No me puedo negar. Y después de coger en su casa unas banastas, nos acercamos a su huerta. Cogemos una banasta de tomates e iniciamos el camino de vuelta. Es en ese momento, cuando me indica que me meta por un pequeño sendero que parte de la carretera. Llegamos a la valla de otra huerta (que presumo suya) y paramos al pie de una frondosa higuera. Me dice que también vamos a coger higos. Se sube al árbol y yo me quedo en tierra para recibir los higos y depositarlos en otra banasta, hasta que se llena.

Volvemos hacia el pueblo en animada conversación sobre temas hortícolas, que él domina perfectamente y de los que yo no tengo ni idea. En un momento de la conversación le indico, que yo no sabía que tenía otra huerta donde la higuera. Él me contesta diciéndome que aquella huerta no era suya; que los higos los habíamos robado. Yo no sabía dónde meterme. Entonces comprendí el significado de la expresión “estar en la higuera” y nunca mejor dicho.

Le comento que si en el pueblo se enteran que “el de la Caja”, “el forastero”, se ha ido a robar higos, mañana me echan del pueblo. “¡Vaya un ejemplo!. ¿Y si nos llega a ver el cabo de la Guardia Civil?” le pregunto. “¿Nos ha visto?”, me contesta, “pues entonces ¿por qué te preocupas?; yo no voy a decir nada a nadie ¿vale?”.

A pesar de todo, yo sentía un cosquilleo en el estómago muy molesto. Aunque de manera inconsciente, había estado robando higos con aquel cachondo mental. Estaba claro que yo no tenía madera para ser máximo ejecutivo de una Caja de Ahorros: no sabía ni robar higos. Por cierto, estaban buenísimos.

Estas breves historias, tan solo han sido una pequeña muestra de una vivencia muy intensa, de solo nueve meses, en una cultura muy diferente de la que yo conocía hasta entonces. Esta experiencia “rural” me ha servido de mucho en mi vida. Fue en ese momento, cuando mi mente se abrió a los diferentes entornos culturales que nos rodean y cuando comencé a interesarme más, por las diferentes maneras de pensar y de vivir que tenemos las personas. Estoy muy agradecido a aquellas gentes de Algete, que, como decía el cura, eran buenas personas. Gente de fiar.

lunes, 1 de abril de 2013

EL SEÑOR CURA (4/5)




Una autoridad importante en el pueblo era D. Manuel, el cura. Era a la vez el párroco del pueblo y el capellán de la finca del duque de Alburquerque. Era muy campechano y de trato fácil, aunque mantenía la distancia propia de su cargo y de su rango. A los pocos días de abrir la Sucursal, acudió a saludarme, recordándome que era amigo de un empleado de la Central de la Caja de Madrid. Me contó un montón de historias sobre el pueblo y acabó diciéndome que eran buenas gentes. Gentes de fiar.
Un buen día, se presentó en la Oficina para invitarme a desayunar a su casa al día siguiente, porque era su cumpleaños. La cita era a las 9,30 de la mañana.

Llegué puntualmente a mi cita y salió a recibirme una señora de la que ya había oído hablar, la hermana de D. Manuel, Dª Sinda. En realidad se llamaba Hermosinda y el nombre no le cuadraba bien a la señora: era bastante fea. Quizás de ahí el diminutivo. Me hizo pasar a través de un largo pasillo, hacia la amplia cocina donde me estaba esperando D. Manuel. En la mesa había un par de platos, dos vasos de los de agua, vacíos, y unos buenos trozos de pan. Tras los saludos y felicitaciones, el cura ordenó a su hermana que nos pusiera algo de comer y de beber. La hermana abrió un par de latas de mejillones en escabeche y las puso en un plato grande en el centro de la mesa. También sacó una botella de vino de Moriles recién abierta y la depositó al lado. El desayuno estaba servido. “Coma lo que le apetezca” me decía el cura, mientras él atacaba con decisión a los mejillones y untaba grandes trozos de pan en la salsa. A su vez me sirvió un cuarto de vaso de vino de Moriles y el mismo hizo otro tanto.

El cura comía y bebía como un cosaco. A las 9,30 de la mañana y con un café en el cuerpo, que me había tomado al salir de mi casa, yo no era capaz de probar un mejillón y menos de echar un trago de vino de Moriles. Yo era más de café con leche y churros o croissant; pero no le podía hacer un feo al cura. Saqué fuerzas de flaqueza y comí dos o tres mejillones y sorbí un poquito de vino. Lo pasé francamente mal.

Cuando el cura acabó el resto de los mejillones y casi la totalidad de la botella de vino, nos despedimos amigablemente y volví a trabajo. El cura estaba feliz.

Coincidíamos de vez en cuando en el Jamaica, a la hora del aperitivo. Ahora recuerdo que, a los quince días de llegar a Algete, me inventé una úlcera de estómago que me permitía no tomar rondas de tinto; tomaba tónica o Fanta. Acabé aborreciendo estas bebidas, pero al menos volvía conduciendo a mi casa con más seguridad que los primeros días.

Una mañana, al llegar al pueblo, oí tañer las campanas con otro sonido que no conocía. Mi vecina de enfrente me informó al instante que tocaban “a muerto”: había fallecido D. Manuel, el cura.

Después de abrir la Oficina y resolver dos asuntos urgentes, me dirigí a la casa del cura para expresar mis condolencias a la hermana. Llamé a la puerta y me abrió una vecina del pueblo que lloraba desconsoladamente. “¡Pobre D. Manuel! ¿Quién lo iba a decir?”, repetía una y otra vez. Le pedí que avisara a Dª Sinda. Entretanto, me acomodó en una oscura y grande habitación, a la izquierda del pasillo que conducía a la cocina. Me ofreció un asiento y esperé la llegada de la hermana del cura. Cuando mis ojos se hicieron a la oscuridad de la habitación, ví  tendido sobre una mesa grande a D. Manuel. Allí estaba, de cuerpo presente, frente a mí a unos pasos de mi silla. Y Dª Sinda no llegaba nunca. Yo no sabía qué hacer.  La situación me parecía grotesca. Al cabo de un rato apareció, rodeada de otras vecinas, la hermana del cura. “¡Pobre D. Manuel!” clamaban todas. “¿Le ha visto Vd.?” me pregunto la hermana. Ya lo creo que le había visto, le tenía demasiado visto. En un momento dado, Dª Sinda deja de llorar automáticamente y me pregunta: “¿Ha desayunado Vd?, porque en la cocina tenemos puesto un desayuno para las visitas”. Decliné lo mejor que supe la invitación, le dí mi pésame y salí pitando de aquella casa. Otra nueva experiencia cultural.

Por el pueblo corrió la voz de que D. Manuel había muerto de cirrosis.

viernes, 29 de marzo de 2013

SERVIDORES DEL ORDEN PÚBLICO 3/5



            Las fechas en las que se abrió la Sucursal de Caja de Madrid en Algete, coincidían con una de las múltiples fugas de la cárcel de Eleuterio Sánchez  “El Lute”. La dotación del puesto de la Guardia Civil de Algete, era si no recuerdo mal, de un cabo y tres o cuatro “números”.
            A los dos días de abrir la Sucursal recibí la visita del cabo de la Guardia Civil. Quería inspeccionar la Sucursal y enterarse del efectivo  que manejábamos. Le enseñé la caja fuerte y comprobó que estaba anclada al suelo de la Oficina. Opinó sobre la inseguridad del local, que daba por su parte posterior a un campo y que la puerta de entrada era muy fácil de abrir (era verdad). Me contó que la apertura de la Sucursal le iba a complicar la vida. Que “El Lute” merodeaba por allí y un buen día podía hacer un butrón y llevarse la caja fuerte  … …  Y no sé cuántas historias más.
La gente me contaba que era más intransigente que el cura, cuando en el baile los jóvenes se arrimaban demasiado. También decían que, tanto él como sus subordinados, dedicaban  muchas horas a vigilar la finca “El Soto”. Esta finca daba trabajo a un buen número de algeteños y era propiedad del duque de Alburquerque. Tenía el duque en su finca una de las más importantes cuadras de caballos de carreras de España y él mismo fue un notable jinete.
Durante mi permanencia en Algete, se inauguró una nueva casa-cuartel de la Guardia Civil. Quedé totalmente descolocado cuando recibí dos invitaciones para asistir a la ceremonia de inauguración. Una de ellas me la remitía el Sr. Alcalde, en mi condición de “Director de la Caja de Madrid”, cuando yo era tan solo un Oficial 2º encargado de la apertura de una Sucursal. La otra me la remitió el comandante del puesto de Alcalá de Henares con el mismo tratamiento. En mi corta vida nunca me había visto en una historia tan protocolaria. Lógicamente tuve que acudir al acto. Primero la bendición de los locales por el Sr. Cura, luego la alocución patriótica del Comandante de Alcalá y finalmente un vino español. El vino español se celebraba en el jardín interior del bar Jamaica. Allí estaban preparadas unas mesas para acomodar a las “fuerzas vivas” y ahí celebré mi bautismo en actos oficiales. He de reconocer que el piscolabis fue abundante y como cosa curiosa recuerdo un jamón colgado entre dos árboles y del que alguien cortaba unas lonchas de bastante grosor, utilizando una cuchilla de zapatero; de las de cortar cuero.
Para que no faltara de nada en mis experiencias de Algete, un buen día, hacia  las dos de la tarde, comenzaron a sonar las campanas de la Iglesia de una forma desconocida para mí. Salí a la calle por ver qué pasaba y enseguida me informó una vecina que era toque de fuego. Aquel verano resultó muy seco y se habían incendiado unas tierras del Alcalde. Era necesario sofocar el fuego o perdería toda la cosecha de trigo.
Precisamente ese mismo día, se habían producido unos ingresos importantes en efectivo  y tenía que llevar a Madrid, el dinero que excedía del encaje permitido. Todavía no existía Prosegur, ni los transportes blindados. El dinero lo llevaba yo mismo, envuelto en papel , y debajo del asiento del conductor de mi Seat 850. Como consecuencia del incendio, la mayoría de los hombres del pueblo se pusieron a las órdenes del cabo de la Guardia Civil, que era quien organizaba las tareas de extinción. Paré mi coche al lado del cabo y me puse a su disposición, a la vez que le preguntaba dónde podía aparcar el vehículo de forma segura, al llevar dinero. “Sal pitando para Madrid me dijo; bastantes problemas tengo con el incendio, como para estar pendiente de un coche lleno de dinero. Hoy ya solo falta que a “El Lute” le dé por venir por aquí”.
Al día siguiente todo el mundo sabía que me había ofrecido a apagar el fuego y que no pude colaborar por las razones expuestas. Ese día tuve que rechazar unas cuantas invitaciones a otras tantas rondas en el bar. El Alcalde me agradeció personalmente mi interés por la ayuda que no llegué a dar. Y yo, una vez más, estaba desconcertado. ¡Qué cultura tan diferente a la de la gran ciudad! Ante una emergencia grave, se olvidaban todas las rencillas y desencuentros. Todos, sin excepción, colaboraban para resolver la situación. Una enseñanza más de las muchas que tuve.


jueves, 28 de marzo de 2013

ME QUIEREN CASAR (2/5)




La gente de Algete  me admitió rápidamente en su vida diaria, al principio como “el forastero” y, poco a poco, ya estaba participando en la vida del pueblo como uno más.
Tuve que habituarme a las costumbres del pueblo y a la idiosincrasia de su gente. De este modo, entre otras cosas, me tocó responder a un montón de “encuestas populares”. Una de las primeras encuestas fue la que les permitió a los algeteños saber sobre mi estado civil.
 A la semana de llegar, un señor mayor del pueblo,  mantiene conmigo la siguiente conversación:
-          Buenos días, ¿Vd. es el del Banco verdad?.
-          Sí señor.
-          ¿Está Vd. casado?
-          No, pero tengo novia y me pienso casar este año.
-          Quiá; haga Vd. como todos los que han llegado a este pueblo. Búsquese una moza con un buen fajo de escrituras bajo del brazo y se casa con ella. Luego Vd., cuando le haga falta, se va a Madrid y tiene a todas las mujeres que quiera.
-          Lo tendré en cuenta.
-          Hágame caso, yo le informo de las mozas libres del pueblo y de las tierras que tienen.
-          Adiós.
-          Adiós.
Volví a mi trabajo pensando si sería cierto todo lo que acaba de escuchar. Yo flipaba.
En muy poco tiempo me enteré, que aquello que me contó el buen señor, había sido una tónica en ese pueblo. Al parecer, en la guerra civil, Algete “cayó” en zona republicana y después de la guerra se quedaron muchas mujeres viudas. También, según contaban los más viejos, los ganadores de la guerra pusieron en práctica lo de la “moza con un fajo de escrituras”. De este modo me informaron de cómo alguno de las “fuerzas vivas”, que llegaron al pueblo con los vencedores de la guerra, había puesto en práctica ese negocio tan peculiar.
Al no tener teléfono en la Sucursal, todos los días tenía necesidad de acudir a la centralita de Teléfonos para resolver los más diversos temas relacionados con el negocio bancario. La telefonista del pueblo, que era bastante fea, era también una de las candidatas que me había buscado aquel hombre para el negocio del casorio. No sé hasta dónde llegarían sus gestiones, pero el día que nos instalaron el teléfono en la Oficina y no tuve que volver a verla, se me quitó un peso de encima.
Le contaba estas historias a mi novia y no daba crédito. Tampoco lo creían mis amigos, que no paraban de tomarme el pelo. Pues sí: las cosas eran de ese modo. Finalmente acabé casándome con mi novia y eché a perder el negocio de “la moza con el fajo de escrituras”.

martes, 26 de marzo de 2013

TOMA DE CONTACTO (1/5)




Hace unos meses, en una reunión familiar, salieron a colación, alguna de las experiencias que viví durante mi estancia laboral en Algete (Madrid). Mi sobrino Miguel me animó a que las escribiera y finalmente  he decido comenzar este relato. Hoy quiero recordar mis primeros días. Espero continuar sin aburrir al amable lector.

Corría el año de 1971, cuando me nombraron responsable de la Sucursal de Caja Madrid en aquella localidad. Algete era entonces un pequeño pueblo con una cultura rural muy arraigada y que yo desconocía totalmente. Hoy, cuarenta y dos años más tarde, se ha convertido en un núcleo urbano de casi 22.000 habitantes, muy diferente del que yo conocí entonces.

Pues bien, tuve que desempeñar el cargo de Director de aquella Sucursal durante un periodo de nueve meses y en ese corto espacio de tiempo, viví una serie de experiencias únicas para mí; para una persona que hasta entonces había estado inmersa en la cultura de la gran ciudad. Todos los días acudía desde mi casa de Madrid a Algete (unos 30 kms) y cada día vivía una experiencia diferente que me enriquecía de manera notable.  

La Sucursal debía estar en funcionamiento antes del 31 de marzo de aquel año, porque de lo contrario, la Confederación Española de Cajas de Ahorros nos podía quitar la autorización para aquella apertura. El local donde se ubicaba la oficina estaba en la calle Jose Antonio, una bocacalle de la carretera que venía de Madrid y en la que también estaba la Farmacia y el bar Jamaica (el único bar del pueblo que hacía café). Como todo se había producido con tanta rapidez, cuando llegué el primer día a mi nuevo destino, tan solo había en el local dos mesas, seis sillas, una máquina de escribir, una caja fuerte, un fichero y el pedido inicial de material de oficina y de impresos, necesarios para comenzar la actividad. De momento, el único empleado de la Sucursal era yo; posteriormente me enviarían a un Auxiliar Administrativo. Por supuesto, no había teléfono y estuvimos sin él unos tres meses. Tampoco había ningún sistema de calefacción y el frío que pasaba en la oficina, no me permitía quitarme ni el abrigo, ni los guantes. Me salieron sabañones en las orejas.

Mi primera obligación era la de presentarme a la gente del pueblo, comenzando por el Alcalde. Me dirigí al Ayuntamiento y allí me recibió el Alguacil. Le pregunté que cuándo podría ver al Sr. Alcalde. El Alguacil, me informó que el mejor momento para ver al Alcalde era a la una de la tarde en el Jamaica (el bar). Además así conocería a la vez, al Practicante, al Juez de Paz, al Boticario, … … en fin, a la gente más representativa. Pues bien, hice caso al Alguacil y a la una estaba en el Jamaica. Todos los que estaban en el bar en ese momento ya sabían quién era yo. Yo no sabía quién era nadie. Me recibieron y se presentaron todos a mí, con mucha amabilidad. Lo primero que me preguntaron fue: ¿Qué toma Vd.?. Se me ocurrió pedir un vino tinto, por aquello de “donde fueres haz lo que vieres”. Dado que el grupo con el que estaba era de seis personas, me cayeron encima seis tintos, es decir, seis rondas.

Menos mal que todavía no existían los controles de alcoholemia. A las tres de la tarde volvía a mi casa de Madrid, bastante contento y habiendo tomado mi primer contacto con casi todas las autoridades del pueblo. Acababa de descubrir una Sociedad, desconocida para mí, en la que debería integrarme para desempeñar mi función laboral. Y la experiencia inicial me gustó.
(Continuará). 

lunes, 28 de enero de 2013

BLANQUEO DE DINERO

 


            Durante más de cuarenta años, he estado ahorrando para poder disfrutar de una jubilación un poco más holgada. Primero mediante aportaciones que hacía mi empresa a un “Fondo Común”, dotándolo con parte de los beneficios que se obtenían, y luego mediante las aportaciones de mi empresa y las mías a mi Plan de Pensiones resultante de la externalización de ese “Fondo Común”.

            En el momento de mi jubilación, opté por disponer de la totalidad del Plan de Pensiones y administrar ese saldo yo mismo. Mi opción era, y es, muy simple: constituir un Depósito a Plazo puro y duro, que voy renovando cuando vence.

            Esta mañana he estado hablando con el banco al que voy a trasladar mi depósito este año. Y entre los documentos que me solicita para proceder a transferir el importe del depósito desde el banco en el que está actualmente, me pide una fotocopia de la carta que me acaba de enviar el INSS comunicándome la actualización (¿?) de mi pensión. Ante mi sorpresa por esta petición, la amable empleada que me atiende me informa de que, al parecer, necesitan los bancos un justificante de la procedencia de los ingresos de sus clientes. Me indican que “por aquello del blanqueo de capitales”. Y claro, no puedo más y me descojono.

            Desde mi primer sueldo, 250 pesetas (parte proporcional de una paga que se llamó “de los 25 años de paz”) que cobré en abril de 1.964, hasta el último euro de la pensión que acabo de recibir hace dos días, han estado controlados y blanqueados mes a mes, por un detergente social y solidario llamado IRPF.  
            Tengo la sensación de que, como soy mayor de 65 años, lo mismo que me recomiendan vacunarme contra la gripe al ser “grupo de riesgo”, también ahora debo vacunarme contra “el dinero negro”; no sé si también seré “grupo de riesgo”.

           Claro está, que si esta vacunación se hubiera comenzado hace muchos años, no nos encontraríamos con la epidemia que estamos padeciendo hoy. Valga como botón de muestra el artículo que publica hoy “El País”, “La investigación destapa cuentas en el extranjero de políticos y empresarios” http://bit.ly/YzKSv5.

Se da la coincidencia de que uno de esos políticos a los que alude el artículo es Guillermo Ortega, anterior alcalde de Majadahonda entre 2001 y 2005. Guillermo, Willy, para los que le conocimos despachando cajetillas en un  estanco,  o de ayudante del guarda jurado de El Zoco de Majadahonda, es un ejemplo palmario del tonto útil tan necesario en ese mundo del blanqueo. Y como a todos los tontos les da por lo mismo, pues sus mentores le sitúan, le colocan, y tal y tal.    http://bit.ly/ViyZVS . ¿A que es muy sencillo?.  Solo hace falta una condición indispensable: ser golfo.



domingo, 13 de enero de 2013

ME HE HECHO INSUMISO

 



            El pasado viernes acudí a mí farmacia habitual para retirar tres medicamentos que me había prescrito mi médica de atención primaria. Soy pensionista desde hace cinco años y estuve cotizando a la Seguridad Social durante cuarenta y tres. Por mi condición de pensionista, estoy pagando el 10 % del coste de los medicamentos.
            Pues bien, el precio venta al público de las tres recetas a las que me refiero es de 26,29 €,  y el coste para este pensionista es de 2,63 €. Al ir a pagar, me informan muy amablemente en la farmacia, que además tengo que pagar 1 € por cada receta, de acuerdo con la Ley de Medidas Fiscales de la Comunidad de Madrid que entró en vigor el pasado 1 de enero, lo que implica que el pago debe ser de 5,63 €. Le comento a la farmacéutica que no pienso pagar esa tasa, facilitándome entonces unos formularios que tengo que rellenar, por triplicado y por cada receta, con mis datos personales y los de la receta cuya tasa me niego a pagar.
            Mi negativa a cumplir con esta polémica ley, recurrida por PP y PSOE ante el Constitucional, tiene dos sentidos. Uno, el de la discriminación a los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, cuya salud tiene un precio “especial” y yo quiero ser igual de “normal” que el resto de mis conciudadanos de otras regiones. El otro sentido es el de la estafa, sí estafa, que supone encarecer de una manera arbitraria el coste de las medicinas. En el ejemplo real que estoy analizando, esta tasa supone un recargo del 11,41 % sobre el precio de venta al público. Pero en el caso de un pensionista como yo, el recargo de esa tasa supone un 114,06 %.

            Mi estado general de salud, del que no me puedo quejar para mi edad, me exige un consumo de cuatro medicamentos (cuatro recetas) mensuales, cuyo coste no excede de 50 €. Puedo pagar sin esfuerzo los 4 € mensuales de esa tasa, pero no lo voy a hacer por las razones que he expuesto anteriormente.
            Lo que más siento de esta actitud mía, es el trabajo inútil que le estoy ocasionando a mi farmacéutica. Ese trabajo que no está remunerado por el impulsor de la tasa, es un trabajo “por amor al arte”, como el que a mí me supone rellenar los formularios de negativa al pago de la tasa.
            Dudo mucho de que esa tasa dure mucho tiempo. Además, ¿seguro que, una vez descontado el coste burocrático del papeleo que han montado a los usuarios, a las farmacias y a la propia Administración, la recaudación va a ser positiva? ¿O todavía va a costar más la cinta que el manto?.
Esto es una prueba más, por si hubiera pocas, de que los actuales dirigentes de la Comunidad de Madrid, son “inútiles cum laude”; y la ciudadanía les importa un bledo. Aquí lo importante es guardar el sitio y llenar la bolsa como sea. ¡Ah!, y no se nos olvide que Dª Esperanza no se ha ido: está dirigiendo este teatro de marionetas.