lunes, 31 de octubre de 2011

UN ERROR CONTABLE



                 El pasado 29 de octubre publicaba El País la siguiente noticia: “Un error contable en un banco nacionalizado reduce 2,6 puntos la deuda alemana” y la subtitulaba diciendo que “El Gobierno de Merkel descubre 55.000 millones que estaban mal contabilizados”. (http://bit.ly/tZfl52)

            Comenta la noticia que en 2009 se creó un “banco malo” para transferir los activos tóxicos del nacionalizado Hypo Real Estate y dice también que “Alemania ha recuperado 55.500 millones de deuda pública”, reduciendo 2,6 puntos el endeudamiento del país.

            A mí no me cuadran (término muy contable) en esta noticia varias cosas:

·         ¿La deuda pública alemana,  cuya contabilización errónea se descubre ahora, es un activo tóxico, que como tal se transfiere al “banco malo” creado al efecto? ¿Tan mala es la deuda pública alemana?

·         Ni el banco bueno ni el banco malo crean o destruyen deuda pública alemana. La deuda pública alemana la crea el Estado alemán y lógicamente el Estado alemán sabrá, o deberá saber, la deuda que tiene pendiente de pago, independientemente de que esa deuda la haya colocado al inversor A, al inversor B o al especulador H.

·         No  veo por ningún lado, quizás esté totalmente equivocado, que de repente, el Estado alemán rebaje su deuda pública en 55.500 millones de euros, debido a un error contable. O había creado esa deuda por 55.500 millones o no la había creado previamente. Si estaba creada y no pagada, la deuda subsiste. No me trago que un error contable en la contabilidad de un banco (aunque sea malo), haga desaparecer esa deuda.

Pongamos un ejemplo similar más cercano a nuestra vida ordinaria.

Una empresa, para financiar sus deudas, emite Obligaciones a 5 años por importe de 10 millones de euros. Esta empresa en su contabilidad, tendrá contabilizada esa emisión de deuda.  

Esta deuda es suscrita íntegramente por el Banco A. Pero el responsable de la Contabilidad de ese banco, se equivoca y contabiliza la operación, en su banco, por 20 millones de euros. La empresa emisora de esa deuda tiene formalizada y documentada su deuda por 10 millones de euros. Y el Banco A, tiene suscritos títulos de esa deuda por 10 millones de euros, aunque alguien se haya equivocado y contabilizado 20 millones.

Dentro de unos meses (o años), el Jefe de Contabilidad del banco se da cuenta de la metedura de pata y corrige contablemente el error del banco. La deuda ni ha crecido ni ha desaparecido, sigue siendo de 10 millones de euros. Y la empresa emisora de la deuda, tendrá que apechugar con ella hasta que la pague a su vencimiento. A mí me parece de cajón. ¿O es que las emisiones de deuda alemana tienen algún componente balsámico que las hace desaparecer cuando hay apuntes contables “raritos”?

jueves, 13 de octubre de 2011

METER LA MANO EN LA CAJA

           A los pocos meses de comenzar mi vida laboral, allá por el año 1964, me impresionó el hecho de que a un cajero le despidieran fulminantemente por haberse apropiado de 2.000 pesetas. El pobre hombre estaba pasando una apurada situación económica, por razones que no recuerdo, y metió la mano en la caja para tratar de resolver su problema. Aquella caja no era suya, sino de aquella Caja de Ahorros, en la que trabajábamos los dos. 
             También recuerdo de esa época otro caso. No era físicamente meter la mano en la caja, pero tenía su aquél. Resulta que al Jefe del que dependía el mantenimiento de los inmuebles de aquella Caja de Ahorros, le tocaba la lotería con una frecuencia inusual. Era un tipo con demasiada suerte. Hasta que alguien descubrió que jugaba a la lotería con el proveedor del carbón que se utilizaba en la calefacción de todos aquellos edificios. Esta curiosa coincidencia provocó también el despido de aquella persona. Al nuevo responsable del mantenimiento de inmuebles no le tocó la lotería en su vida. Se limitó a desarrollar su función normalmente, sin compañeros de juego.
            Son dos casos parecidos. Uno muy simple, aislado y de poca relevancia económica y el otro más sofisticado, continuado  y de efectos económicos más importantes para aquella Caja de Ahorros. El cajero tuvo que devolver las 2.000 pesetas, pero no recuerdo que el afortunado jugador de lotería devolviera ni una sola de todos los premios percibidos.
            Hoy aquel cajero y aquel jefe, serían dos pringados. Hoy se juega a lo grande. Los máximos responsables de la debacle de las Cajas de Ahorros, han metido mano no en la caja, sino en la Caja, de mala manera. Porque llevarse unas indemnizaciones, bonus, o como coño queramos llamarlo, supermillonarias (de euros, no de pesetas), por tener que irse, o porque les obliguen a irse, después de haber dejado estas entidades hechas unos zorros, es inmoral e ilegal. Y mantengo lo de ilegal, mal que les pese a esos responsables. Y mantengo que es ilegal, porque las indemnizaciones, bonus o lo que sea, aprobadas por ellos en su único provecho, y con el consentimiento e inhibición de supervisores (Comunidades Autónomas y Banco de España) y de Sindicatos (presentes en todos los Consejos de Administración de las Cajas), son un caso flagrante de prevaricación. Esto es: aprobar resoluciones a su favor, a sabiendas de que son injustas. ¿O es muy justo implantar un tipo de negocio que lleve a una entidad a ser rescatada con dinero de los contribuyentes, y que los responsables de esa debacle, hayan “legislado” que ellos tengan “derecho” a percibir unas indemnizaciones supermillonarias por irse, aunque ellos hayan provocado las pérdidas millonarias?. ¿Es que no hay en este país ningún colectivo de contribuyentes perjudicados, o de jueces decentes que se den cuenta de algo tan evidente?. ¿O es que en este asunto hay tanta mierda, la que se ve y la que no se ve, que afecta a tanta gente, que mejor es taparlo todo y que pague el de siempre: el contribuyente?. ¿Y los Sindicatos, parte integrante de los Consejos de Administración, qué opinan, qué decisiones han tomado?.
           A mi juicio, está claro que las Comunidades Autónomas y el Banco de España no van a hacer nada (¡ojala me equivoque!). Unas, han utilizado a las Cajas de Ahorro en su propio beneficio y el de sus amiguetes, y el otro ha sido voluntariamente miope. Ahora todos se lavan las manos y aquí no pasa nada, ni nadie dimite. Al contrario, están más crecidos.
           Es de vergüenza que solo algún acelerado, conocedor cercano de un modelo de negocio que ha criticado desde dentro, se atreva de nuevo a seguir criticando, ahora desde fuera, el modus operandi de tanto inútil, tanto lameculos y tanto sinvergüenza, como se ha movido y se sigue moviendo por el ancho mundo de las Cajas de Ahorro.