miércoles, 22 de octubre de 2008

CRITICAR SI. ACOJONAR NO

Hace unos días, en este mismo Blog, transcribía una historieta que alguien me envió por e-mail, en la que de un modo gráfico pero triste, se describe cómo acaban los que se meten en Bolsa sin conocer dónde se están metiendo. En mi vida profesional, he conocido a bastantes listillos que, después de haber hecho una buena “operación de Bolsa”, se han creído que todo el monte era orégano y en las siguientes han perdido hasta la camisa.

Una cosa es “jugar” en Bolsa, otra muy diferente invertir en Bolsa y otra, también diferente, especular en Bolsa. El que juega, hace lo mismo que si jugara a la lotería; es como si sacara un décimo con una terminación elegida, a la espera de que le toque el gordo, o por lo menos un reintegro. El que invierte, conoce el mercado, los riesgos y los asume. Luego esa inversión le saldrá bien en unos casos y mal en otros, pero, generalmente, el inversor en Bolsa obtiene a medio/largo plazo un beneficio a su inversión. El especulador, va por otro lado. Éste busca mover rápidamente su dinero en operaciones muy diversas y que comportan mucho mayor riesgo que el que corre el inversor y por las que obtiene, en unos casos rápidas y cuantiosas ganancias y en otros se pegan batacazos de mucho cuidado. Sin embargo, los medios de comunicación, proyectan la imagen de estos tres perfiles como única: engloban a todos en la de “jugar a la Bolsa”.

Algo parecido sucede con la imagen que los medios de comunicación están proyectando actualmente sobre los Bancos y Cajas de Ahorro. Meten a todos en el mismo cesto y se están diciendo muchas tonterías, muchas inexactitudes y vertiendo no pocos infundios. El crédito y la confianza de los Clientes en los Bancos y Cajas, se ganan con mucho esfuerzo y con mucho tiempo y sin embargo se pueden perder en un instante. Y no podemos olvidar nunca que el Sistema Financiero está fundamentado en la confianza mutua entre Entidades y Clientes.

Es cierto que en los últimos tiempos la confianza se ha resentido bastante y se ha deteriorado. Pero también es cierto que, al hilo de algunas críticas que se han hecho de los Bancos y del Sistema Financiero, se ha metido mucho miedo a la gente. Creo que es en estos momentos tan críticos, cuando todos aquéllos que generan o pretenden generar opiniones y conductas sociales, deben cuidar mucho lo que dicen, cómo y cuándo lo dicen y decirlo en un lenguaje sencillo y claro que llegue a todo el mundo.

Quizás por conocer el paño desde dentro y por haberlo vivido durante casi cuarenta años, soy muy crítico con la forma de hacer banca de los últimos 10/15 años. El riesgo concedido a muchos particulares y a empresarios, fundamentalmente del sector inmobiliario, se ha estudiado muy “de pasada” y el rigor y la prudencia necesarios en esta actividad, se han olvidado. Esto es rigurosamente cierto y hay que criticarlo y denunciarlo. Pero también es cierto que cada Entidad es un mundo diferente y no todos han cometido los mismos excesos y en la misma medida. En consecuencia los malos resultados afectarán a cada uno según su operatoria.

Indudablemente en un periodo de alegría crediticia, todo era fácil y los préstamos, tanto a particulares como a empresas, se concedían con prodigalidad. En este punto, también conviene recordar la parte de “colaboración” que tenemos en todo este proceso, los prestatarios. Hagamos un poco de autocrítica y digamos también cómo hemos hecho nuestras previsiones de pago de deudas. Los particulares pensando que esto era Jauja y que iba a durar eternamente. Los empresarios, y a éstos se les supone una mayor preparación, no han sabido medir bien sus posibilidades ni su mercado. Creo que también es necesario recordarlo.

Por eso digo que, bien está criticar todo lo malo que nos ha llevado a la actual situación y tomar nota para evitar crisis futuras. Pero también mantengo, que no es la solución para salir de esta crisis acojonar al personal, magnificándola; mezclando los conceptos que los no iniciados no conocen y, en fin, manipulando y manejando datos de manera falaz, buscando objetivos espurios o simplemente un beneficio o una satisfacción personal.

jueves, 16 de octubre de 2008

WALL STREET Y LOS MONOS

Acabo de recibir en mi correo electrónico la siguiente historieta que me parece interesante transcribirla en mi Blog, dada la actualidad del tema que trata.

“Una vez llegó a un pueblo un señor, bien vestido, se instaló en el único hotel que había, y puso un aviso en la única página del periódico local, diciendo que estaba dispuesto a comprar cada mono que le trajeran por 10 $. Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos, salieron corriendo a cazar monos. El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de monos que le trajeron a 10 $ cada uno sin chistar. Pero, como ya quedaban muy pocos monos en el bosque, y era difícil cazarlos los campesinos perdieron interés.
Entonces el hombre ofreció 20 $ por cada mono, y los campesinos corrieron otra vez al bosque a cazar monos. Nuevamente, fueron mermando los monos, y el hombre elevó la oferta a 25 $, y los campesinos volvieron al bosque, cazando los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.
Llegado a este punto, el hombre ofreció 50 $ por cada mono, pero, como tenia negocios que atender en la ciudad, dejaría a cargo de su ayudante el negocio de la compra de monos.
Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los campesinos diciéndoles: “Fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su colección. Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por 35 $, y cuando “el jefe” regrese de la ciudad, se los venden por 50 $ cada uno”.
Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que había en la gran jaula, y esperaron el regreso del “jefe”.
Desde ese día, no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida.
Ahora sí tienen ustedes una noción bien clara de cómo funciona el Mercado de Valores y la Bolsa.”