
Como he sido usuario y
Cliente de Canal +, debo darme de baja de este contrato, al tener incluídos sus
servicios en el nuevo contrato, y para ello, una vez ultimada la instalación de
todos los servicios contratados, consulto en la web de Movistar, actual
propietario de Canal +, cómo hacerlo.
Después
de casi dos horas (exactamente 1h 49 minutos), llamando a los teléfonos que se
indican en la web: 902 11 00 10, 954 04 33 08 y de dar vueltas y vueltas en una
web, en la que se ofrece un teléfono gratis para contratación: 900 200 661 y
existe la posibilidad de contratar cualquier servicio de los que ofrece Movistar, por fin he conseguido hablar con una persona. He tenido la suerte de que me
atendiera bien y que cumpliera con mi deseo de darme de baja de Canal +.
Quiero
dejar constancia de la manera de actuar de Movistar. Para contratar un
servicio, todo son facilidades. Para dar de baja un contrato todo son
dificultades. Además me parece impresentable que la primera operadora de
telecomunicaciones de España utilice precisamente ese medio, el de la
telecomunicación, el de la llamada telefónica, para tomar el pelo a los
Clientes y para rentabilizar la larga espera de la llamadas a un 902.
Curiosamente, tanto Telefónica, Movistar o cualquiera de las grandes empresas
españolas, suelen tener como teléfono de atención al Cliente un 902.
A mí esto me indica la
consideración que tienen hacia nosotros los Clientes; los que generamos su
Cuenta de Resultados: “Somos los tontos útiles”. Una vez contratados los
servicios, solo se acuerdan de nosotros para ofertarnos una y otra vez el
producto de turno. Mediante e-mails, llamadas, mensajes telefónicos etc. . Y si
quiero rescindir un contrato (el que sea) sencillamente porque me da la gana, el atosigamiento llega a límites
imperdonables. Acabo de experimentar este agobio por parte de Orange, el
anterior operador, con el que llevaba trabajando más de quince años.
Conclusión. Creo que los Clientes
y Consumidores (sí, con mayúsculas), deberíamos llevar estas quejas a las
Oficinas de Defensa del Consumidor, para dos cosas fundamentales: que nos
atiendan (y no nos toreen) y que se supriman los teléfonos 902 en los de atención
al Cliente.