Nos encontramos de nuevo en tiempo electoral. Dicen que esta vez hay que elegir a nuestros representantes en el Parlamento Europeo: cincuenta diputados. Pues bien, si un ciudadano español quiere saber algo de qué es eso del Parlamento Europeo, para qué sirve, qué pito tocamos en esta elección, etc., desde luego no lo va a saber por la información que le llegue de los candidatos. Una vez mas nos engañan, porque engañar es no informar debidamente a los que tenemos que decidir con nuestro voto quién va a representarnos en Europa.
La información que he recibido hasta ahora (y no creo que cambie) en la campaña electoral, es la misma cantinela de unas elecciones municipales, autonómicas o generales: “los otros, los de enfrente, son malísimos; son los culpables de todos los males que se nos han venido encima”. Unos porque están ahora y lo hacen mal; otros porque estuvieron antes y también lo hicieron mal.
Es lamentable y vergonzoso que los que pretenden ser nuestros representantes se dirijan a nosotros en la campaña electoral de turno, como si fuéramos tontos de baba. Lo de menos es el tipo de elección de que se trate. Tampoco importa un bledo las propuestas políticas que contienen sus programas, pues no hablan de ellas; solo hablan de los otros, de los malos. Eso sí, no paran de incitarnos a que vayamos a votar, que es un derecho muy importante que hemos adquirido, que eso de la abstención está muy feo y les jode mucho.
El mensaje es muy sencillo: tú, ciudadano, vótame a mí, es decir a mis siglas (porque no tienes por qué saber quién soy yo); que yo, elegido, disfrutaré de los privilegios de ser, en este caso, eurodiputado (1). Y no te preocupes de mas, que hasta la próxima elección no voy a volver a molestarte. Claro que tampoco voy a hacer demasiadas cosas por ti. Bastante trabajo me espera con ir y venir a Bruselas, Estrasburgo o Luxemburgo y con estar atento a ver qué dice mi jefe de filas y qué tecla tengo que pulsar para votar esto o aquello. Por otra parte, mira, esto de Europa es un poco complejo: 27 estados, 23 lenguas, 491 millones de ciudadanos, 375 millones de electores, vamos, un lío … … cómo te lo explicaría yo.
El ciudadano medio no entiende nada, porque nadie se lo quiere explicar y lo único que percibe de Europa es el euro. Que desde que se implantó le facilitó eso de no tener que cambiar francos para ir a Francia, pero que también le subió la vida un huevo y la yema del otro. Que ya no le hace falta pasaporte para moverse por Europa y que puede comprobar en un plis cómo han subido los restaurantes españoles comparándolos con los del resto de países europeos.
Lo triste del caso es que el ciudadano medio, sea español, francés, italiano, etc., es muy capaz de entenderse y convivir perfectamente con el resto de ciudadanos europeos, porque somos, en general, ciudadanos normales. Nuestro verdadero problema lo constituye la clase política. Son gente pequeña, paleta y aferrada al sillón. No está a altura de una verdadera idea de Europa; no se lo cree; no lo siente. Está mas pendiente del resultado de esta elección y su repercusión en la siguiente, que le puede costar el puesto en su pequeño país, en su parcelita. En nuestro caso, la cosa se agrava mas, con los diecisiete “tiestos” que tienen que cultivar y cuidar los diecisiete “jardineros” autonómicos.
Desestimados representantes políticos: para decir las bobadas que dicen, hagan el favor de callarse. Europa no es lo que Vds. pretenden transmitirnos. No nos engañen. Sobre todo no engañen a aquéllos que tenemos sentimientos europeístas y que creemos en la posibilidad de una Europa de verdad y no solo en una Unión Económica o Monetaria.
(1) Eurodiputado: “Político fundido en su país de origen al que el partido le busca un retiro lucrativo”.
La información que he recibido hasta ahora (y no creo que cambie) en la campaña electoral, es la misma cantinela de unas elecciones municipales, autonómicas o generales: “los otros, los de enfrente, son malísimos; son los culpables de todos los males que se nos han venido encima”. Unos porque están ahora y lo hacen mal; otros porque estuvieron antes y también lo hicieron mal.
Es lamentable y vergonzoso que los que pretenden ser nuestros representantes se dirijan a nosotros en la campaña electoral de turno, como si fuéramos tontos de baba. Lo de menos es el tipo de elección de que se trate. Tampoco importa un bledo las propuestas políticas que contienen sus programas, pues no hablan de ellas; solo hablan de los otros, de los malos. Eso sí, no paran de incitarnos a que vayamos a votar, que es un derecho muy importante que hemos adquirido, que eso de la abstención está muy feo y les jode mucho.
El mensaje es muy sencillo: tú, ciudadano, vótame a mí, es decir a mis siglas (porque no tienes por qué saber quién soy yo); que yo, elegido, disfrutaré de los privilegios de ser, en este caso, eurodiputado (1). Y no te preocupes de mas, que hasta la próxima elección no voy a volver a molestarte. Claro que tampoco voy a hacer demasiadas cosas por ti. Bastante trabajo me espera con ir y venir a Bruselas, Estrasburgo o Luxemburgo y con estar atento a ver qué dice mi jefe de filas y qué tecla tengo que pulsar para votar esto o aquello. Por otra parte, mira, esto de Europa es un poco complejo: 27 estados, 23 lenguas, 491 millones de ciudadanos, 375 millones de electores, vamos, un lío … … cómo te lo explicaría yo.
El ciudadano medio no entiende nada, porque nadie se lo quiere explicar y lo único que percibe de Europa es el euro. Que desde que se implantó le facilitó eso de no tener que cambiar francos para ir a Francia, pero que también le subió la vida un huevo y la yema del otro. Que ya no le hace falta pasaporte para moverse por Europa y que puede comprobar en un plis cómo han subido los restaurantes españoles comparándolos con los del resto de países europeos.
Lo triste del caso es que el ciudadano medio, sea español, francés, italiano, etc., es muy capaz de entenderse y convivir perfectamente con el resto de ciudadanos europeos, porque somos, en general, ciudadanos normales. Nuestro verdadero problema lo constituye la clase política. Son gente pequeña, paleta y aferrada al sillón. No está a altura de una verdadera idea de Europa; no se lo cree; no lo siente. Está mas pendiente del resultado de esta elección y su repercusión en la siguiente, que le puede costar el puesto en su pequeño país, en su parcelita. En nuestro caso, la cosa se agrava mas, con los diecisiete “tiestos” que tienen que cultivar y cuidar los diecisiete “jardineros” autonómicos.
Desestimados representantes políticos: para decir las bobadas que dicen, hagan el favor de callarse. Europa no es lo que Vds. pretenden transmitirnos. No nos engañen. Sobre todo no engañen a aquéllos que tenemos sentimientos europeístas y que creemos en la posibilidad de una Europa de verdad y no solo en una Unión Económica o Monetaria.
(1) Eurodiputado: “Político fundido en su país de origen al que el partido le busca un retiro lucrativo”.
5 comentarios:
Por eso, aunque no solamente, mi voto irá para coaliciones con posibilidad de un triste escaño (o dos a lo más) con savia nueva, y que en otras ocasiones, a través del grupo arco iris, han metido el dedo en la llaga.
Salut
Votaré por mero rictus democrático, por el hábito adquirido, pero no porque me apasionen las ideas que concurren a las urnas, ideas que, por otro lado y como tú muy bien apuntas, desconocemos casi por completo. Y es que aquí, en este enorme cortijo que es España, nuestros políticos andan muy ocupados en tirarse "correas" y "falcons" a la cara en prime time mientras nos escamotean el verdadero debate y lo que de veras nos interesa.
Más razón que un santo. Y para más de todo, creo que cobran 13.000 euretes mensuales. A veces hecho de menos las guillotinas, Armando.
Hola Armando: tú ya sabes lo que pienso sobre el tema y no creo que te guste que te lo repita. Pero es cierto: la clase política no está a la altura de las circunstancias.
¿cuando empezaremos los ciudadanos a señalar a los responsables con nombres y apellidos y a exigir dimisiones?
En G. Bretaña, la ministra (de transportes?) va a dimitir porque su marido gastó ¡¡¡12 euros!!! en el alquiler de películas con fondos públicos:
¡Demasiado mis ojitos vean aquí algo parecido: estamos a años luz de esto!
Efectivamente, cada día es más grande la distancia entre las posibilidades de convivencia que ofrecemos los ciudadanos y la falta de apoyo a los mismos y a esa convivencia por parte de los grupos políticos.
Gracias y un abrazo.
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