domingo, 8 de mayo de 2011

LOS OTROS TERRORISTAS


     Hace una semana  los USA han acabado con la vida de Osama bin Laden, el terrorista más buscado en los últimos diez años, al que le achacan unos cuantos miles de muertos como consecuencia de los atentados llevados a cabo por la organización Al Qaeda, de la que era el máximo responsable. Los USA se empeñaron hace diez años en acabar con este sujeto que tanto daño había hecho al prestigio de ese país y acaban de culminar con “éxito” su objetivo. Las muestras de júbilo en el pueblo americano han sido multitudinarias y reflejan el sentimiento de ese pueblo por lo que consideran “hacer justicia”. A mí no me lo parece de esta manera, pero eso es otra historia.

     Cada día van surgiendo noticias de que la ciencia médica ha descubierto éste o aquél remedio para combatir eficazmente esas enfermedades que matan todos los años a un elevado número de personas en todo el mundo. Los culpables de esas muertes son agentes patógenos de lo más diversos.  La ciencia médica lucha contra el terror de las enfermedades y consigue cada vez más éxitos en este empeño.

     Desde hace cinco años estamos asistiendo a una gravísima crisis económica, provocada sin lugar a dudas, por otro tipo de terrorismo al que los Estados no quieren combatir. Tampoco nosotros, ciudadanos de esos Estados, hacemos mucho para combatirlo.

     Me estoy refiriendo al terrorismo de guante blanco y cuello duro, al que se desarrolla en las sedes de esas grandes multinacionales, con el total consentimiento de los Estados, y amparado en esa burda mentira de la libertad de los mercados, que manipulan constantemente según su conveniencia. Estos terroristas están perfectamente identificados y desarrollan impunemente su mortífera actividad sin que nadie les moleste. Y este sí que es el terrorismo que más víctimas genera, que más muertos produce (de hambre entre otras cosas) y que viene deteriorando a esta sociedad a pasos agigantados. Cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres. Las consecuencias de esta gran crisis financiera no las pagan los que la han provocado, sino que, para mayor descaro, las pagan todos los ciudadanos con sus impuestos. Ellos, los ricos, protagonistas de este terrorismo, salvaguardan sus fortunas, que curiosamente crecen con la crisis, tanto en paraísos fiscales como en sus propios países. Los políticos que conforman los Gobiernos son incapaces de luchar contra ellos; bien porque no puedan o porque no quieran o no les interese personalmente, que de todo hay. Además cuentan con unos inestimables colaboradores: los periodistas de las páginas salmón, que se empeñan en llamarlos “inversores”. Incluso “sagaces inversores” o “magos de las finanzas”.

     Yo no me trago esos calificativos. Hace un mes y medio los llamaba “trileros financieros”, hoy me atrevo a llamarlos terroristas financieros. Y desde este humilde rincón, exijo a todos los políticos que ostenten cualquier responsabilidad, que luchen en nombre de la humanidad contra estos terroristas. Hay medios sencillos y de fácil aplicación. Solo es preciso tener voluntad y un par de narices para ponerlos en práctica. Como he dicho en ocasiones anteriores no soy un especialista en el tema, pero el sentido común me dicta algunas normas elementales que podrían aplicarse fácilmente. Por ejemplo:

a)     Liquidación inmediata de los “paraísos fiscales”.

b)    Prohibición, a nivel mundial, de lo que a mí se me ha ocurrido denominar, sin ningún rigor científico, “guarrerías financieras”. La lista de estas guarrerías es larga: por ejemplo los “CFD’s”, el “Mercado Forex”, o una interminable lista de productos de apuestas financieras encuadradas todas ellas en el mundo de los “Derivados Financieros” . Esto es el gran Casino mundial financiero en el que ganan los de siempre todas las veces y perdemos el resto de contribuyentes cuando vienen mal dadas.

c)     Control, también a nivel mundial, de las operaciones bancarias. Exigencia a los bancos de unos estándares mínimos de solvencia y vigilancia permanente de su cumplimiento.

     Parece muy utópico eso de “a nivel mundial”, pero creo que no lo es si los políticos de todos los países  fueran medianamente decentes. Lo utópico es esto último.

     Si personas como Stèphane Hessel , Jose Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza, Juan Torres López o Angels Martínez Castells, entre muchos otros, están dispuestos a luchar contra este tipo de terrorismo, ¿por qué no voy a poder hacerlo yo desde este rinconcito?. Desde luego mi aportación será pequeña, pero mi ilusión por luchar contra estos terroristas será igual de fuerte.   


4 comentarios:

Fernando Solera dijo...

Por supuesto que podemos hablar de terrorismo financiero. Es más, creo que debemos hacerlo, Armando. Sin ir más lejos, las medidas económicas contra los trabajadores impuestas por Botín y Cía. me parecen propias de terroristas empresariales. Y aquí seguiremos en la trinchera, por supuesto, repartiendo estopa y lo que haga falta.

Un abrazo.

armando alonso dijo...

Acabo de recordar, y perdón por el olvido, que también sería muy útil para "clarificar" las "guarrerías financieras y fiscales" tratar a las SICAV's como a cualquier otra sociedad anónima, modificando su status actual. Aplicarles la misma tarifa de impuestos y establecer un exhaustivo control sobre las martingalas y artimañas que utilizan sus accionistas. Estas sociedades no generan riqueza para la eonomía real, ni empleo. Solo sirven de escondite para que los ricos puedan disfrazar su fortuna ante la Hacienda Pública, es decir, ante todos los contribuyentes.

LUFERURA dijo...

Estoy de acuerdo y creo que mucho de la crisis se debe a los desacuerdos que haya entre los que gobiernan, que necesitan dinero, y los que tienen el dinero, que no les gusta ser gobernados. Mientras solucionan sus diferencias, los mortales tenemos que vivir y pagar lo que nos echen,

emilio dijo...

Tu entrada viene que ni al pelo!En estos momentos, Armando, miles de personas se manifiestan en todo el país para dejar de ser "mercancías de políticos y financieros".
Desde nuestro "rinconcito", desde nuestros blogs y redes sociales, también podemos apoyar y difundir el malestar por la forma en que se están haciendo las cosas. Un abrazo: emilio