Las reticencias del
Reino Unido sobre Europa son históricas;
no han surgido de repente. Quieren estar en Europa, pero son euroescépticos; y
a mucha honra. Y el resto de países europeos haciéndoles “la ola”. ¡Ya está
bien!. Si se quieren ir de la Unión Europea, que se vayan en buena hora. Que de
una puñetera vez den la cara abiertamente y saquen la bandera de las barras y estrellas que llevan escondida en la chistera.
En 1.957 firman el Tratado de Roma
(CEE), antecedente de la UE, seis países: Francia, Países Bajos, Bélgica,
Luxemburgo, Italia y Alemania. Gran Bretaña no quiere; se niega. Por el
contrario, propicia la creación de la EFTA, una zona de libre cambio, a la que
se adhirieron Suecia, Suiza, Noruega, Dinamarca, Austria y Portugal.
Hasta
1.973 (dieciséis años más tarde) el Reino Unido no se adhiere a la CEE. Como es
habitual en la historia de la Gran Bretaña, esta adhesión solo busca el interés
particular; ver qué “puede sacar” de esta nueva situación. Los británicos han
visto que la CEE era más práctica que la EFTA. Pero en sus más firmes
convicciones, ellos son el Reino Unido de la Gran Bretaña y el resto, eso que
llaman Europa.
Durante
la década de 1.980 a 1.990 Margaret Tatcher y Ronald Reagan, se entienden
perfectamente, tanto política como económicamente, al margen de los otros
socios europeos de la Gran Bretaña. Es en esos momentos cuando se desarrollan
las políticas neoliberales más rotundas, a ambos lados del Atlántico, avaladas
y aplaudidas por la neoyorkina Wall Street y la City londinense. Es decir, por
los dos focos que han llevado, y siguen llevando, la voz cantante del mundo financiero
y que propiciaron la desregulación total del negocio financiero y el desarrollo
galopante de la más brutal especulación que se ha conocido a nivel mundial.
El 1 de
enero de 1999 once países de la UE adoptan el euro como moneda común. Como era
de esperar, una vez más Gran Bretaña, anteponiendo sus intereses nacionales, se
niega a entrar en el euro: quiere mantener su libra esterlina fuera de este
esquema. Una vez más Gran Bretaña, una de las economías más potentes de Europa,
va por libre.
Ayer,
otra vez, Gran Bretaña se ha desmarcado de Europa (http://bit.ly/vUtbgL),
quedándose sola frente al resto de socios europeos. “La ruptura se produce por el rechazo británico a someter su sistema
financiero a Bruselas”. Quizás todos los socios europeos de Gran Bretaña estén
equivocados. Pero a mí esto de querer impedir que Bruselas meta mano en el
sistema financiero británico, que junto al de USA, permiten que se mantenga un
mercado de divisas (http://bit.ly/9NmaPc)
entre Wall Street y la City, de más de 3
billones de $ al día, en forma de
especulación pura y dura, me da suficientes pistas para saber por dónde va la
cosa.
Y yo me sigo preguntando, ¿por qué Gran Bretaña
tiene que seguir en la Unión Europea?. Que se vaya de una puñetera vez y que
deje de incordiar.
2 comentarios:
Recomiendo el artículo publicado hoy en El Pais por Xavier Vidal-Folch "Se acabó el chantaje,se acabó la parálisis".
Voy a empezar mi comentario partiendo de la base de que UK no puede ser siempre "el perro del hortelano".
Dicho esto, hay que leer el artículo de Jordi Vaquer para comprender que UK también aporta cosas a la UE:
http://internacional.elpais.com/internacional/2011/12/12/actualidad/1323722530_762183.html
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