viernes, 3 de septiembre de 2010

FINANZAS DE ANDAR POR CASA (IV). INGENIERIA FINANCIERA

Cuando compré mi primer coche, un Seiscientos, levantaba la tapa del motor y veía un motor sencillo, sin apenas complicaciones. Creo que todos los usuarios de aquel coche llevábamos una correa de ventilador, una tapa del delco y unos platinos de repuesto. Incluso sabíamos cambiarlos. En todo caso, en el último taller del pueblo más recóndito, te arreglaban el Seiscientos. Hoy levanto la tapa del motor de mi coche, el que sea, y no tengo ni puñetera idea de qué es lo que hay debajo. Y menos aún se me ocurre intentar cambiar nada que se me estropee; voy al taller de la marca, me pongo en sus manos, me cobran lo que quieren por el arreglo y san se acabó. Progresos de la ingeniería.
En las entidades financieras sucede algo parecido. Hemos pasado de comprar productos sencillos, sobre todo cuentas y depósitos de ahorro, a encontrarnos con una amplia variedad de “cosas nuevas”, algunas de ellas complicadas para el usuario medio, inventadas todas por los ingenieros financieros. Antes la gente entendía y conocía cómo tenía colocados sus ahorros: a la vista o a plazo. Hoy la cosa se ha complicado cada vez más. Se han inventado productos nuevos: depósitos estructurados, fondos de inversión, planes de pensiones, seguros de ahorro previsión, etc.. Y el Cliente de bancos y cajas, cada vez que levanta la tapa del motor de ese nuevo y maravilloso producto que le han vendido, tampoco tiene mucha idea de lo que hay debajo. Y claro está, si el producto se estropea, acude a su banco o caja, se pone en sus manos, y, de acuerdo con la “clausula 2ª del considerando 3º y la madre que lo parió” se puede encontrar con alguna que otra sorpresa desagradable.
El pasado 22 de junio, al hablar del Cliente, comenté el proceso de “colocación” de un depósito estructurado a una persona con un conocimiento financiero básico y creo que, más o menos, quedó claro de qué se trataba. No quisiera repetirme. La variedad de depósitos estructurados es muy amplia y los nombres con que bancos y cajas los bautizan (o los enmascaran) son de lo más variado y pintoresco. Mi recomendación es la de siempre: primero conocer qué voy a comprar; y si estoy convencido de ello, realizar la operación. Indudablemente, hay depósitos estructurados que acaban siendo muy rentables, pero también hay otros que no.

2 comentarios:

Fernando Solera dijo...

Como siempre, gracias por la recomendación, Armando. Si todos los profesionales financieros se expresaran con tanta claridad y honradez como tú, otro gallo nos cantaría. Es un lujo leer estas 'finanzas de andar por casa'.

Domingo dijo...

Contigo, amigo Armando, y gracias a la meridiana claridad con que lo explicas todo, 2+2 vuelven a sumar 4. Gracias.