lunes, 10 de enero de 2011

COMUNICANDO

Pues resulta que esta mañana a unos cobardes enmascarados, incapaces de dar la cara, se les ha ocurrido que hoy era un buen día para cachondearse, una vez más, de los ciudadanos que pretendemos vivir más o menos en paz. Unos fantoches que no se representan ni a sí mismos, ocultos como aparecen de forma sistemática, pretenden que nos creamos la última parida que se les ha ocurrido.
La comunicación funciona cuando un emisor lanza un mensaje y cuando un receptor capta ese mensaje. Hoy este receptor, este ciudadano, se encuentra comunicando. Cuando los mafiosos que se esconden tras unas capuchas y el resto de mafiosos que los apoyan, los aplauden, y que tienen como medio de vida el secuestro, el crimen y el atentado terrorista, y que tienen como principal fuente de financiación la extorsión, el chantaje y el tráfico de drogas y armas, dicen las mentiras que acostumbran, este ciudadano comunica. No logro sintonizar con su longitud de onda.

Dicho de otra manera, cuando alguien no da la cara para defender sus ideas, lo más probable es que no las tenga. Y a mí se me hace muy difícil, (quizás sea un poco “corto”) entender las propuestas que trata de trasladarme un grupo de mafiosos, del que solo conozco asesinatos, secuestros y extorsión. Todavía no he oído a estos fantasmas ninguna idea racional, sólidamente argumentada y no sostenida por la fuerza de las pistolas, la goma 2 y demás argumentos disuasorios.
Admito, aunque no comparta, los nacionalismos sean del signo y de la nacionalidad que sean. Admito, aunque no me guste o no me convenzan, las ideas y argumentaciones nacionalistas: son tan respetables como las mías. En una palabra, admito el diálogo, el debate y la discrepancia. Estoy convencido de que esa es la esencia de la convivencia y, en mi opinión, la convivencia es algo esencial en las relaciones de los ciudadanos.

Mientras estos fantasmas enmascarados no quieran ser ciudadanos y opten por imponer su modelo mafioso, enfrentado radicalmente al estatuto de ciudadanía que nos hemos dado los demás, este ciudadano estará comunicando. Y este ciudadano (y unos cuantos millones más), seguimos esperando y deseando que, de una puñetera vez, tengan, solamente un indicio mínimo de racionalidad y sean capaces de verdad, a cara descubierta, después de declarar unilateralmente el abandono definitivo de los argumentos disuasorios, de contarnos cuál es su idea de convivencia ciudadana. Nos gustará más o menos como cualquiera otra. Pero si los métodos argumentales empleados en la defensa de esa idea son los del razonamiento, el diálogo, la discrepancia y el debate político, sin ningún “catalizador” de plomo, de amonal, o de pentrita, podríamos constatar hasta dónde llega el alcance de sus tesis y el seguimiento social de las mismas. ¡Ojala llegue pronto ese día!. En ese momento este ciudadano dejará de comunicar. Oirá y escuchará sus argumentos con la misma libertad que escucha a los demás. Podré analizarlos, compartirlos o discrepar de ellos. Entretanto, los mensajes encapuchados me llegarán con tal distorsión, que mi aparato receptor será incapaz de captar. Comunicará. 

4 comentarios:

Fernando Solera dijo...

Aunque tienes toda la razón, el Gobierno va a seguir en línea permanente con ellos. Es más, soy de los que piensa que ETA y las cloacas del Estado tienen mucho que ver. Igual que ahora estamos sabiendo que el 23-F no fue como nos lo contaron (recomiendo la lectura del libro de Jesús Palacios), seguramente con los años nos enteraremos de otras cosas sobre ETA que nos dejarán de piedra. Cuánta mierda, Armando. Un abrazo.

Domingo dijo...

El coma de ETA es irreversible, no tiene vuelta atrás. Está en un callejón cuya única salida es entregar las armas. Ojalá entre ya en un estado vegetativo a lo GRAPO, porque eso significaría la antesala de su desaparición defintiva.

emilio dijo...

Hola Armando: El tema que abordas hoy me parece especialmente delicado. Lleva casi 40 años enquistado en nuestro país y terminar con él va a necesitar una tarea de encaje de bolillos.
Hoy he visto de pasada un artículo que decía (más o menos): "hagamos todo lo posible para cortar los plazos" en lugar de enredar... Un abrazo: emilio

LUFERURA dijo...

Estimado Armando, como podrás suponer, estoy de acuerdo contigo.

Por hacer un añadido, lo único que no entiendo es que haya gente en "normal" que considere de la misma forma a los que están dispuestos a morir por sus ideas que los que están dispuestos a matar por ellas.

Un abrazo