Desde el año 2005 asisto
cada cuatrimestre a los Cursos Monográficos para Mayores que se imparten en la
Universidad Carlos III de Madrid. Hace unos días, en una conversación con mis compañeros,
surgió el tema de las prejubilaciones del sector financiero. Comenté mi
experiencia y que había escrito en el año 2.001 unas reflexiones sobre este
tema. Una compañera me animó a que las publicara en mi Blog. Éstas son aquellas
reflexiones:
“Ha transcurrido un año y medio desde que, en diciembre de 1999, se
produjeron en Caja Madrid las primeras prejubilaciones masivas e
indiscriminadas de su historia. Es momento ya de hacer alguna reflexión sobre
este hecho, que afectó, en unos casos de forma positiva y en otros de forma
negativa, a la vida unas 700 personas mayores de 54 años. Yo fui una de esas
setecientas personas.
Después
de trabajar más de 36 años en Caja Madrid y con 55 años de edad, alguien piensa
que soy una carga importante para la Cuenta de Resultados de Caja Madrid y que
(eso sí “voluntariamente”) sería deseable que me fuera. Todo ello en beneficio
de la Entidad. Mejor dicho, en beneficio de Miguel Blesa y de su objetivo
personal en la Caja: el denominado Proyecto 2.002. Y para que la cosa no tenga
desperdicio, con la bendición de todos los sindicatos reinantes.
Vivo
de una manera intensa mi nueva situación y dispongo de un tiempo maravilloso
para poder hacer un montón de cosas que antes deseaba y no podía. Soy dueño
absoluto de mi tiempo y de mi agenda. No tengo que modificar mis planes de
trabajo varias veces al día. No tengo estrés. En una palabra, disfruto
plenamente de la vida gracias a esta nueva situación inesperada para mí.
Precisamente
esta nueva vida me permite ser más reflexivo. Puedo analizar tranquilamente y
de forma razonada, los comportamientos y las decisiones de las personas. Eso pretendo hoy con estas consideraciones sobre
“las prejubilaciones de Blesa”. Empecemos por el principio.
En
el diario “Cinco Días” de 5 de noviembre de 1.999 (página 29), apareció la
siguiente noticia: “Caja Madrid quiere prejubilar a 700 trabajadores mayores de
54 años”. La subsiguiente nota de prensa, describía las grandes líneas del plan
Blesa, que incluía la sustitución de los futuros prejubilados por jóvenes que
accederían a su primer empleo. Los afectados nos enterábamos por la prensa. Ni
los más avezados reporteros de “Radio Macuto” conocían la noticia. Solamente los
autores del Plan de Prejubilaciones: Miguel Blesa (Presidente), Manuel
Gutiérrez Rosales (Director de Medios) e Ildefonso Sánchez Barcoj (Director de
Auditoría) ya lo sabían desde el mes de junio. Los tiempos de desarrollo del Plan
eran fundamentales. La fecha estaba perfectamente elegida.
Las negociaciones con los
Sindicatos, se cierran el 22 de noviembre. Los Sindicatos de forma unánime (y
por supuesto excepcional), firman el “Plan Renove” y animan a los “viejos” a
irse. El 10 de diciembre el nivel de aceptación ronda el 100 % de afectados.
En este punto de mis reflexiones, me
he dado cuenta que he empezado la casa por el tejado. ¿Cómo una Entidad con un
negocio creciente, con beneficios que se incrementan espectacularmente año tras
año, que no cesa de contratar ejecutivos que se incorporan sistemáticamente a
las máximas responsabilidades directivas y con falta de personal en su Red de
Sucursales, pone en marcha un Plan de Prejubilaciones?. Las razones no son
explicables desde estos planteamientos; hay que buscar otras razones. Entonces,
¿cuáles son los verdaderos entresijos del “Plan Renove”?.
Casualmente,
en el primer semestre del ejercicio 1999, Caja Madrid obtiene unas plusvalías superiores a 110.000 millones
de pts. como consecuencia de la venta de un importante paquete de acciones de
Telefónica. En una palabra como consecuencia de un “pelotazo financiero”.
Ya tenemos fondos, más que de sobra,
para hacer virguerías en la Cuenta de Resultados. A la vista del pelotazo de
Telefónica se pone en marcha un
habilidoso Plan de Prejubilaciones que ayudará a conseguir mayor rentabilidad
en los próximos años. Si eliminamos de la partida de Costes de Personal a un
colectivo de gente mayor y costosa, en los próximos años incrementaremos los
beneficios. Y el incremento de beneficio es el gran objetivo del Proyecto 2002
y de Miguel Blesa.
Es
necesario decir que las condiciones económicas ofertadas a todos los adheridos
al Plan de Prejubilaciones son buenas. Es cierto, en gran medida, eso de que
“te llevan el sueldo a casa”. Pero con todo, a mí no me quita nadie de la
cabeza que me han echado de la Caja. Lo llamaremos como queramos, pero el hecho
es que nos han dado una patada en el culo a 700 personas. La única preocupación
de los actuales dirigentes de Caja Madrid hacia este colectivo, ha sido la de
que se vayan y que no nos molesten más.
En
el Informe Anual de Caja de Madrid, correspondiente al año 1.999, no se hace
mención alguna a ese Plan de Prejubilaciones que afectó a 700 personas. Tan
solo aparece un apunte en la Cuenta de
Resultados de 36.940 millones de pesetas como “Quebrantos Extraordinarios (nota
28)”. Esta cifra era el coste total de las prejubilaciones de 700 personas. Se
me olvidaba comentar que ese informe anual, que la Caja no tuvo a bien enviar a
ese colectivo de prejubilados, llevaba irónicamente como título: “El valor de
las personas”.
Es
muy triste para mí constatar una vez más el estilo desconsiderado que tiene la
dirección imperante en la Caja, hacia las personas. En este caso, hacia los
afectados por este Plan de Prejubilaciones que acabo de relatar. Menos mal que ya no formo parte de esa Organización.
Cada día habría sido para mí más difícil desarrollar mi función directiva, con
un estilo opuesto al deseado por el máximo dirigente. Mantener la independencia
que he mantenido durante treinta y seis años
se habría convertido en una tarea
cada vez más complicada. Discrepar profesionalmente estará cada vez más
perseguido. El nivel exigido de docilidad, sería imposible de conseguir por mi
parte. En una palabra, cada día estorbaría más.
Quiero reprochar a Miguel
Blesa su incapacidad para gestionar una Entidad de la que no conoce ni su
objeto social, que le viene grande, y de la que pretende obtener las mayores
ventajas personales. Hoy es con un Plan de Prejubilaciones, desastroso desde un
punto de vista de gestión, tanto de personas como de recursos financieros. Mañana lo será con cualquier otro negocio que
el hábil de turno, y candidatos tiene
unos pocos dentro y fuera de la Entidad, le presente a la firma.
Madrid, 5 de junio de 2001”
El tiempo ha
demostrado que mis reflexiones de entonces eran bastante acertadas, lo cual no
es ningún mérito. También he de reconocer que nunca llegué a pensar que se
pudiera producir la quiebra de Caja de Madrid en tan corto espacio de tiempo. Blesa
y su gente han conseguido lo que parecía un imposible. Y aquí no ha pasado
nada. ¡Qué engaño a los Clientes de Caja de Madrid y a los Contribuyentes!.
4 comentarios:
Armando estoy convencida que os echaron para contratar a cachorros sin escrúpulos salidos de las escuelas de negocios, que no le hacían ascos a cumplir objetivos aunque arruinasen las vidas de los abuelos. ¿Has visto al que despidieron de Linares?
Saludos.
Totalmente de acuerdo con tu comentario. Cada vez que surge este tema, me enciendo. Lo siento.
Gracias por tu visita y por tu comentario
Y no se conformaron con prejubilar (o quitar de en medio) a 700 profesionales...acabaron prejubilando (o mejor, despidiendo) a la mismísima Caja Madrid, después de 350 años de impecable servicio. Tremendo...
Tú Javier, has sufrido en primera persona la debacle de Caja Madrid. Es lamentable que ineptos (¿o más bien golfos?) hayan acabado con Caja de Madrid y aquí no ha pasado nada. El coste económico de esta defunción lo hemos pagado todos los contribuyentes. Y el coste del descrédito lo están pagando Empleados y Clientes.
Y Blesa y su equipo ni se inmutan. Ni devuelven lo conseguido de la forma más fraudulenta y descarada.
Un saludo
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