Desde 1.997 hasta hoy (catorce años), la autodenominada izquierda abertzale ha adoptado doce marcas diferentes para encubrir la misma mentira. Posiblemente alguna vez acabarán diciendo la verdad. Pero han sido tantas las que han engañado, que es natural que casi nadie les crea. Yo soy uno de de esos descreídos.
Analizando la historia de los que auspician el nuevo partido, “Sortu”, no puedo olvidar a tantos de sus pretendidos demócratas de hoy, diciendo “gora ETA” y otras lindezas por el estilo. No se me puede olvidar que, hasta el momento en que escribo estas líneas, nadie, nadie repito, de esa nueva formación, haya dicho alto, claro y de forma definitiva, algo así como: “Muestro mi repulsa inequívoca a mi pasado como colaborador (cuanto menos pasivo) de ETA”. “Quiero pedir perdón públicamente a las familias de los asesinados y secuestrados por ETA, y arrepentirme de cuantas veces he brindado celebrando sus “hazañas” valerosas”. “Estoy dispuesto a colaborar con las autoridades, como un ciudadano más, a la lucha para la desaparición de ETA”. “Pido a ETA que abandone su actividad terrorista, abandone las armas y deje de matar y extorsionar”. … … Si los promotores de esa nueva formación se expresaran de esta forma y los estatutos que pretenden legalizar el nuevo partido también recogiesen estos principios, estaría dispuesto a escucharles y dejaría de comunicar, como comenté en mi anterior post "Comunicando"
Entretanto, voy a seguir como hasta hoy. La historia de mis amigos y conocidos asesinados (por error dijeron: ¡qué desfachatez!), secuestrados y extorsionados es inamovible. Y nadie, vuelvo a repetir, de esa mafia que es ETA o de sus fervientes defensores, ha mostrado, hasta este momento, el mínimo arrepentimiento por esos hechos.
Las ideas y los ideales de mis amigos eran tan respetables como las que puedan tener estos “nuevos demócratas”. Aun recuerdo a mi amigo Antxon, convencido nacionalista vasco y persona extorsionada por ETA, lanzar improperios contra Franco junto a su residencia de El Pardo, mientras a mí y al resto de acompañantes nos asustaba la presencia de la guardia mora. Antxon se jugaba la cárcel por defender unas ideas democráticas, pero nunca deseó la muerte de un adversario. Eso es política. Lo de ETA y el submundo que la ampara y mantiene no lo es.
El gran contrasentido de esta nueva añagaza es el nuevo nombre: “Sortu”, en euskera nacer. Como adorno me parece hasta bonito, como es bonito todo el euskera. Sin embargo, a mi juicio es un sarcasmo, esta identificación alusiva a nacer, para encuadrar a gente que ha brindado repetidas veces por la muerte de tantos ciudadanos y que ha vitoreado, festejado y homenajeado a tantos asesinos.
4 comentarios:
Acabo de enviar un comentario y parece que se ha "borrado" (no sé si tienes algun tipo de filtro. Si es así, no me gustaría que saliera "repe"):
Más o menos te decía que tocas un tema muy delicado. Parece que nos estamos acercando a una solución y me gustaría pensar que " Posiblemente alguna vez acabarán diciendo la verdad". Un abrazo: emilio
Eta, por grueso que suene decirlo, está más que controlada por las cloacas del Estado. Zapatero, que ha dejado el país hecho un solar, va a querer pasar a la historia como el presidente que acabó con ETA. Pues qué bien. Pero de procesos de paz no come el pueblo, qué le vamos a hacer.
Un abrazo.
ETA y sus satélites. Qué pereza y qué desgracia de universo.
Parece ser que Sortu y ETA son lo mismo.
Más de lo mismo, por cierto.
Saludos.
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