Me ha llegado la noticia de que Pedro Almodóvar está sopesando la idea de hacer una película de enredo e intriga sobre el guión que están escribiendo en las últimas semanas los políticos de la Comunidad de Madrid. Me han asegurado que parodiando el primer largometraje que estrenó en 1980, ya tiene el título elegido: “Espe, Blesa, Gallardón y otros chicos del montón”.
Bromas aparte, lo que está pasando en la Comunidad de Madrid, es muy fuerte. Los residentes en esta Comunidad Autónoma, como no tenemos ese sentido identitario que poseen catalanes, gallegos, vascos o andaluces, por mencionar algunos ejemplos, no tenemos problemas de “nacionalismos”. Aquí tenemos otro tipo de problemas.
Desde que en el siglo XVI Felipe II traslada la Corte a Madrid, esta ciudad (junto con Sevilla) se convierte en el paraíso de arribistas, facinerosos, chulos, sablistas y demás fauna que acude aquí a vivir a expensas de los nobles y poderosos. La Monarquía dio paso a dos Repúblicas, vivimos una larga Dictadura y finalmente recibimos esperanzados a la Democracia. Y así nos encontramos ahora: “Esperanzados”, que es una especie de embarazo político, de larga duración. Esta Esperanza nos ha hecho perder la Fe en nuestros dirigentes y no nos va a librar de ella ni la Caridad. Las virtudes teologales hechas añicos.
El elenco de personajes que están actuando en el circo en que han convertido a Madrid, no tiene desperdicio. Espe, la chica de la película, liberal confesa (pero no contrita), está demostrando que, le gusta el ajedrez. Ahora tiene abiertas unas cuantas partidas simultáneas. En Cajamadrid, con todos los alfiles y peones revueltos en ese tablero y algunos caballos dando coces. Con Gallardón, un jugador difícil que también sabe mover sus torres y caballos. Y la más importante, con Rajoy, el rey en jaque contínuo, a la espera del movimiento falso que provoque el jaque mate.
Lo triste del caso es que no se trata de un juego. Estamos ante una lucha hasta el final para conseguir, única y exclusivamente, objetivos personales. No importa el precio que paguen los ciudadanos contribuyentes. No importa el deterioro de las Instituciones. Importa solamente conservar el poder y machacar al enemigo. Ya no hay rival.
Bromas aparte, lo que está pasando en la Comunidad de Madrid, es muy fuerte. Los residentes en esta Comunidad Autónoma, como no tenemos ese sentido identitario que poseen catalanes, gallegos, vascos o andaluces, por mencionar algunos ejemplos, no tenemos problemas de “nacionalismos”. Aquí tenemos otro tipo de problemas.
Desde que en el siglo XVI Felipe II traslada la Corte a Madrid, esta ciudad (junto con Sevilla) se convierte en el paraíso de arribistas, facinerosos, chulos, sablistas y demás fauna que acude aquí a vivir a expensas de los nobles y poderosos. La Monarquía dio paso a dos Repúblicas, vivimos una larga Dictadura y finalmente recibimos esperanzados a la Democracia. Y así nos encontramos ahora: “Esperanzados”, que es una especie de embarazo político, de larga duración. Esta Esperanza nos ha hecho perder la Fe en nuestros dirigentes y no nos va a librar de ella ni la Caridad. Las virtudes teologales hechas añicos.
El elenco de personajes que están actuando en el circo en que han convertido a Madrid, no tiene desperdicio. Espe, la chica de la película, liberal confesa (pero no contrita), está demostrando que, le gusta el ajedrez. Ahora tiene abiertas unas cuantas partidas simultáneas. En Cajamadrid, con todos los alfiles y peones revueltos en ese tablero y algunos caballos dando coces. Con Gallardón, un jugador difícil que también sabe mover sus torres y caballos. Y la más importante, con Rajoy, el rey en jaque contínuo, a la espera del movimiento falso que provoque el jaque mate.
Lo triste del caso es que no se trata de un juego. Estamos ante una lucha hasta el final para conseguir, única y exclusivamente, objetivos personales. No importa el precio que paguen los ciudadanos contribuyentes. No importa el deterioro de las Instituciones. Importa solamente conservar el poder y machacar al enemigo. Ya no hay rival.
7 comentarios:
Estos servidores públicos en el fondo son unos sinvergüenzas, tanto los de un bando como los de otro. Sin ir más lejos, la estación del AVE en Guadalajara está situada a bastantes kilómetros de la capital, en concreto en Los Yebes, creo que se llama. ¿Sabes de quién eran los terrenos por donde han desviado el AVE para que pase por ellos? Piensa mal y acertarás, Armando.
Si no me han informado mal, los terrenos a los que se refiere Fernando Solera, eran del cónyuge de mi amiga Esperanza Aguirre.
Un saludo
Efectivamente, Armando, no te han informado mal. ¿A que parecía tonta nuestra amiga común?
Hola Armando: No sigo tu blog desde hace mucho tiempo, pero de los artículos que te he leído, éste ha sido uno de los que más me ha gustado. A buen entendedor...
PD. No sé por qué, no me permite enviar el mensaje con URL. Voy a probar como anónimo. Saludos: emilio
Hoy han salido los datos de desempleo correspondientes al mes de enero, pero supongo que eso es una minucia y un tema accesorio ahora que estamos todos tan entretenidos con el lío madrileño.
No me digas que los madrileños no tenéis sentido de la madrileñidad, lo que ocurre es que, como los vascos, podéis nacer donde os venga en gana.
Si hasta yo, en los dieciséis largos años que he vivido ahí, he llegado a sentirme madrileño (y eso sí tenía mérito)
Y no te digo nada de mi hijo mayor, que suele firmar Kemdeval (Kike el madrileño de Valencia)
Salut
Hola, es la primera vez que me acerco a tu blog y estoy disfrutando un montón con tus entradas.
Sobre lo del sentido identitario de los madrileños. Yo creo que las Comunidades Autónoma tienden, inevitablemente, a generar ideologías que les den cobertura, y ahí entra el nacionalismo ¿Y Madrid qué hace(algunos en Madrid, claro, generalizo por ahorrar espacio)? Fácil, se apropia del nacionalismo español. En este sentido me parece muy significativa la frase de Rajoy de hace unos meses, en pleno enfrentamiento soterrado con Esperanza Aguirre. Rajoy dijo algo así como "España no es lo que piensan quince personas en Madrid".
No creo que la frase sea una anécdota, sino una muestra de cómo hay una corriente de pensamiento que produndiza en la desintegración del Estado, en este caso tirando desde el centro.
Enhorabuena por el blog.
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