Este invierno que nos está tocando vivir, un invierno de los de antes, está poniendo de moda entre nuestros políticos algo nuevo: las previsiones. Claro está las previsiones de otros. Las de los meteorólogos, que no aciertan nunca. Hay que tener morro y desfachatez a espuertas para decir esto.
Los meteorólogos, aunque nuestros políticos no lo comprendan, son personas inteligentes que, con métodos científicos, son capaces de predecir con bastante exactitud el tiempo que va a hacer. Y lo dicen y avisan con suficiente antelación para que nuestros ineptos ministros y ministras, presidentes y presidentas de Comunidades Autónomas, tomen las medidas necesarias para que los ciudadanos/contribuyentes (no olvidar nunca esta característica), sufran las inclemencias del tiempo con las menores molestias. Pues no. La culpa de los problemas de tráfico, los problemas de los aeropuertos, la ausencia de quitanieves, la falta de precauciones por vientos o lluvias, no la tienen nuestros ínclitos políticos. La tienen los de las previsiones. Manda huevos.
Si hablamos de otras previsiones, éstas hechas por los políticos hace uno o dos años (incluso menos), sobre el futuro de nuestra situación económica, ya no podemos hablar de desfachatez; tenemos que hablar de mentiras, intereses espurios y desprecio total por los ciudadanos. Meto en el mismo cesto a todos los políticos, a los que gobiernan hoy, y a los que gobernaron ayer, sean del partido que sean. El interés que les mueve es el mismo. El desprecio por el ciudadano y su problemática es total. La ignorancia demostrada y la sumisión a los lobbys financieros son palpables. Los argumentos que esgrimen para su justificación son vergonzosos.
Las soluciones aportadas por unos, los que gobiernan, y la ausencia de propuestas de los otros, los aspirantes, son tristemente equiparables por su ineficacia. Lo único cierto es la situación crítica que vivimos: 14 % de paro y creciendo, falta de crédito a las empresas y a los particulares, recesión y muy posible deflación. Ese país que competía en la primera división europea (Zapatero dixit, y nadie le “contradixit”), es el que peor lo tiene de todos los que compartimos el euro como moneda y podemos estar amenazados hasta de tener que abandonar este club.
Estos son los resultados de aquellas alegres previsiones políticas en que se combinaban la especulación del suelo, los trapicheos de los ayuntamientos, la permisividad de la especulación inmobiliaria y, en fin, la necesaria colaboración de unos bancos y cajas que, olvidando voluntariamente las mas elementales reglas de la prudencia financiera, han financiado operaciones aberrantes de sobra conocidas por todos nosotros. Todo ello con las bendiciones de esos políticos que hoy dicen que van a leerles la cartilla.
La culpa es de la economía, que debe de ser una señora que anda suelta por ahí y que les ha puesto los cuernos a los políticos con otra señora que ha llegado de repente y que se llama crisis. O a lo mejor es de los meteorólogos. ¡No me jodan!.
Hace poco he leído en “La elegancia del erizo” la siguiente frase: “Los que saben hacer las cosas, las hacen; los que no saben, enseñan a hacerlas; los que no saben enseñar, enseñan a los que enseñan y los que no saben enseñar a los que enseñan, se meten en política”. ¡Qué cruz!.
¿Implosión de la nueva Comisión Europea?
Hace 1 semana
3 comentarios:
Yo creo que hay una responsabilidad muy grave del señor Rodríguez Zapatero y su Gobierno. La historia, amigo Armando, los acabará juzgando. En cuanto a lo que dices del paro, permíteme apuntar que con los datos que va a hacer público el INEM en las próximas horas, España tendrá el dudoso honor de contar ya con más de cuatro millones y medio de parados. Ya comenté en mi blog los trucos del almendruco para borrar de la contabilidad a más de un millón de personas.
Vale que la oposición actual no sea la mejor de las posibles, pero a quien compete la responsabilidad de la iniciativa es al Gobierno, que ha de responder al mandato de las urnas. Lo que no es de recibo es que cuando las cosas vienen mal dadas es que la culpa sea siempre del otro, del de al lado, pero nunca de uno. Es un insulto a nuestra inteligencia.
Has hecho un análisis perfecto, además de divertido. estoy completamente de acuerdo contigo. Se ve que el sentido común que les falta a los gobiernos lo acaparas tú.
Gracias y un abrazo.
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